39. JUEGO DE FUERZAS

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Bianca

Su presencia me fastidia tanto o más de lo que imaginé en mi cabeza. No la he visto desde aquel día, pero el odio es mutuo cuando nuestros ojos se cruzan. Cuando su cuerpo trata de aferrarse a un Adrian que ni siquiera la mira y solo reacciona por impulso.

La toma del brazo empujándola pero esta se niega. Se desenfrena tratando de besarlo, tocarlo, apartarlo en un acto desesperado por retenerlo.

—¿No me extrañaste, amore?

—Vete de aquí—Adrian ordena.

—¿Que no fue suficiente para tí?—la vieja se acerca—¿Verme cogiendo con mi hombre? ¿Tan poca cosa eres para seguir con alguien que no hace más que pensar en otra?

La ira se me acumula en la garganta pero no caeré en su provocación, por lo que solo me río.

—¡Deja de reírte, perra!—su mirada me consume. Aún más cuando Adrian la toma del brazo dándole un tirón hacia la puerta.

—¡He dicho que te largues!

Cae tropezándose y mi sonrisa nunca desaparece. La Gata se levanta furiosa, intenta golpear a Adrian pero este se defiende inmovilizándola.

—Jamás me hablaste así, mi niño. Jamás tú...

Toca su rostro y juro que no la soporto. Está loca, desquiciada, demente, pero se ven con tanta confianza que mi interior sucumbe.

—Patética—no puedo controlarme—. Patéticos—me corrijo—. ¿Por qué mejor no se van de mi habitación a coger tranquilos en cualquier hotelucho? Creo que a tu viejita le hace falta.

—Cuéntale, mi niño, que hemos cogido burlándondonos de ella. Dile que me dejas montarte, que conmigo aprendiste lo que era que se te ponga dura, que yo te di...

—Fuera—gruñe—. Quiérete un poco y lárgate.

—No con ella, Adrian. No ella—sus manos tiemblan cuando lo mira mientras entra en colpaso.

Lo peor de una mujer desesperada luce ahora mismo frente a mis ojos. Su desesperación es tanta que sus labios asquerosos lo besan en el cuello y es grande mi rabia al sentir una extraña conexión que emana el uno al otro.

Verlo con otra me punza el pecho con fuerza, pero que esa otra lo toque donde nunca nadie lo tocó, así sea por microsegundos, enciende en mí unos celos que me calan fuerte. Me quedo hipnotizada mirándolos tratando de decirme a mí que entienda, pero las emociones fluyen cuando esa mujer vuelve a tratar de golpearme y Adrian se la lleva porque está loca.

¿Qué demonios estoy haciendo conmigo? ¿Qué carajos siento por él que se vuelve tan dolorosamente fuerte?

Pego la cabeza contra la puerta cuando la cierro sintiendo que duele como la mierda. Mi interior quisiera ceder, pero luego llega esa parte de tí consciente que se quiere, valora y te pone como primer lugar diciéndote «Eres más que eso»

Como ya es costumbre se me hace difícil dormir si no es con medicamento. Mi cuerpo está completamente enterrado entre el estrés, el dolor y la angustia de lo que sucederá en los próximos días. Le pregunto a la vida qué carajos le hice para mandarme todos mis problemas de golpe y me paso toda la mañana siguiente metida en mi habitación tratando de juntar armamento para los planes que veía lejanos pero pronto se harán presentes.

Huiré con el clan en mis manos, la batuta legal de ser la heredera de los Simone para darle la contra a mi tío y quedarme con los diamantes que por derecho me corresponden.

¿Dificil? Sí, pero no imposible. Leonardo Simone pensará que haré el intercambio para él cuando en el fondo será para mí y mi escape. La mafia reventará en ira, seré la mujer más perseguida del planeta, pero con dinero y libertad que necesito para seguir mis planes. Y también libraré a mi nana de este encierro.

Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora