Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍAS

EXTRA: PASADO #1 (DISPARA)

Holi, este es un extra. Es necesario que lo lean para entender mejor el capítulo 15 de peligroso deseo (la continuación de la novela) Quizá me anime a subir más, ¿les gustaría?

Extrañaba publicar aquí. Al final les cuento más cosas. Disfruten.

Bianca

7 años.

Ella trenzaba mi cabello, sus dedos se hundieron en las hebras de forma experta.

Me miré frente al espejo una vez más, los ojos azules que estaba acostumbrada a ver se mantenían ahí, pero algo en mí había cambiado de repente; no quería jugar, ni siquiera escaparme con Giacomo a ver las estrellas, tampoco bailar... todo me sabía insípido.

Explosión, truenos, balas.

La sangre corría como riachuelos en la escuela del viejo pueblo de Villa. Niños como yo murieron, incluso la «dientes chuecos» de la niña que no me agradaba. Ricardi los mató buscándome, mis compañeros lloraban de pánico cuando iba pasando de uno a uno apuntándoles con el arma para luego dispararles. Estaba entrenada para escapar, por supuesto que lo hice, pero jamás voy a olvidarlo.

"Bianca..." -Ella hace un ademán, la veo a través del espejo, pero solo ignoro.

Esbozó una sonrisa tierna suspirando, se agachó para estar a mi altura besando mi mejilla mientras mi rostro aún conservaba estragos de aquel encierro en el calabozo, mi castigo.

«La gente común puede hacer su vida, tú no»

«Jamás podrás estudiar con otros niños, Emilio Ricardi te va a encontrar algún día»

«Jamás serás libre, cara, no naciste para ser una más del montón. Naciste para gobernar el mundo con tu belleza»

Sus palabras aún estaban ahí, por lo que cerré los ojos intentando olvidarlas. Jamás había visto a mi padre tan molesto; aquel día no solo intentaron matarme, robaron también un diamante único en el mundo de su poder, el mismo que jamás pudo recuperar aunque haya prometido oro a quien lo encuentre.

"Vencerás, cariño" -golpea sus puños en forma de señas.

Exhalé tres veces mientras me dirigía por el largo pasillo de Villa Regina. Cuando era más pequeña amaba jugar, pero ahora el juego se ha vuelto dolor para mí porque solo lastimo. La mano de mi nana me suelta apenas ve que un guardaespaldas llega por mí, elevo la cabeza para enfrentarlo con mis ojos, me hace una venia como si fuera su reina.

-Adelante, señorita Simone.

Papá dijo que volvería a bailar si ganaba, me daría permiso solo una vez por semana, pero jamás le creí, mucho menos cuando estaba furioso. Donato Simone era el rey del engaño.

«Por favor, papá, sácame de aquí... tengo miedo» «¡Nana! Las ratas vienen» «¡Nana! aquí huele muy feo» -me irritaba el cuerpo de solo recordarlo, mi estancia en el calabozo fue traumática, le tenía miedo a las ratas desde siempre.