Capítulo 3: La Bondad que Recordaba el Pasado

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Al día siguiente, volví a dar clases. Era viernes y estaba ansiosa para poder disfrutar del fin de semana con tal de no levantarme temprano durante dos días seguidos.

Cuando llegó el recreo. Me quedé borrando la pizarra, sintiendo por atrás los pasos de mis estudiantes, los cuales se dirigían al patio.

Luego de haber terminado de limpiar la pizarra, me volteé, llevándome la sorpresa de encontrarme a Alexa, observándome atentamente.

- Perdón si me veo como una acosadora —decía ella con un tono burlón—. Vi la película que me recomendó

Guardé el borrador y me senté frente a ella, demostrándole mi disposición a escucharla.

- Debió habérmela puesto de tarea; la hubiera disfrutado sin dudarlo

- Me alegra que te haya gustado. Al menos no me llamaste cursi o algo parecido

- Usted no es tan cursi si le gustan filmes tan interesantes. Además, yo quería que la protagonista se quedara con el rubio, pero... al menos el tipo de los tatuajes era una buena opción

- También pensé eso cuando la vi

- Sí, me quedé enganchada, pero noté que... la película trata sobre un tema interesante..., trata sobre el desamor

Me quedé callada.

- ¿A usted le gustó por ese tema?

- Bueno..., entiendo bien ese tema porque lo viví en carne propia. Así que... podría decir que si

- ¿Mi profesora ha pasado por esa horrible experiencia? Qué horror

- Creo que todos los adultos pasamos por eso...

Se recostó en su silla, mientras me veía con una mirada que decía: ¨Te tengo. Descubrí tu secreto¨.

- ¡Pero es sólo una película! —rompí el silencio— No creas que soy...

- ¿Una mujer deprimida? ¿Eso que tendría de malo, profe? Usted también es humana. Podría darle vergüenza, pero no considero que usted sea la que deba estar avergonzada por haber tenido parejas que no la valoraron adecuadamente

- ¿Por qué lo dices?

- Es inteligente, puede deducirlo...

Pensé un poco en lo que me había dicho hasta que llegué a una conclusión.

- ¿Sugieres que los que deberían estar avergonzados fueron los hombres con los que salía y que después me dejaron?

¡Dios mío! No puedo creer que dije eso.

- Tenía razón; usted es lista.... Bueno, al ver su interés reflejado en las respuestas que me dio, yo considero que debería cambiar sus viejas emociones por unas que sean más gratificantes para usted. No podemos controlar todo lo que nos pasa en la vida, pero si podemos adaptarnos a cualquier cambio que hubiéramos querido o no

- Lo que dijiste... no parece algo que diría una muchacha de tu edad

- ¿Lo cree?

Suspiré por un momento, mientras buscaba en mi mente qué palabras le diría.

- Gracias por intentar subirme el ánimo

- No hay de qué, profe. Puedo adaptarme a cualquier tema que a usted le parezca interesante

- Eso dice mucho de ti

- Y no se equivoca...

- A veces pienso que hablo con una adulta y no con una de mis estudiantes

Mi Alumna y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora