Mi Alumna y yo

Capítulo 11: Mi Nueva Vida

Aún sigo mortificándome cada vez que pienso en eso. No pasa ni un minuto sin que me lleguen a la cabeza esos recuerdos de aquella noche y... de aquella desición que tomé.

Los nervios interfieren con mi vida una y otra vez, sin dar signos de detenerse.

Cada vez que salgo a la calle (por algún motivo) lo hago con más recelo y con el persistente miedo de que algún desconocido me siga.... Sé que sueno paranoica, pero al menos soy sincera con lo que siento.

Pero mentiría si no fuera honesta con la verdadera razón de mis nuevos temores.

La verdadera razón no es otra que la más obvia; sigo pensando en cómo pude tomar esa desición de ennoviarme de mi alumna..., una adolescente.... Aún me resulta complicado de digerir, como si nada de esto estuviese pasando en realidad.

No obstante, pese a las dificultades (quiero creer que imaginarias) que he tenido recientemente, mi relación con Alexa no ha hecho nada más que ir en un punto ascendente en poco tiempo. Mi relación con ella ha tomado un rumbo más... "fresco". Ha llegado a un punto donde se hace evidente la confianza a la que hemos llegado.

Recordar eso al menos me alegra un poco, pero soy consciente de que debo "matar" esos nervios que me atormentan a diario.

El día de hoy me levanté de la cama y recordé que el festival sería esta noche.... Inconscientemente sabía que mis nervios crecerían cuando la hora indicada estuviera más cerca, pero opté por no enfocarme en eso; no quería arruinarme la mañana yo misma.

No tenía que ir a trabajar (ya que hoy es sábado). Me la pasé deambulando completamente soñolienta en mi casa, sin ánimos siquiera de ponerme otra ropa.

Luego de unos minutos, me senté en la mesa a comer mientras se me iba el sueño. Miré mi celular y vi que tenía un mensaje de Alexa.

—¿Cómo amaneciste, mi linda profesora? Quería recordarte lo del festival. Además quiero hablarte sobre ciertas cosas que quiero y necesito hacer cuando llegue la noche

Me quedé sin contestarle. Todavía pensaba qué decirle.

—Dame unos minutos y luego me dices

Ignorando el tono sombrío de mi mensaje, seguí comiendo. Estaba muy cansada como para escribir adecuadamente.

Sin embargo vi que Alexa seguía mandándome mensajes. Intenté no hacerles caso, pero mi voluntad cedió después de poco.

En los mensajes que me habían llegado ella decía que sus padres estaban presentes en su casa, por lo que sería imposible que la visitara. En cambio, ella me traería el vestido sin que sus padres se den cuenta.

—Y también necesito otra cosa —decía en su último mensaje—: tu dirección

Se la dí. Luego bajé el celular y volví a enfocarme en mi presente.

Terminé de comer y caminé hacia mi habitación con el propósito de buscar algo qué ponerme.

Omitiendo ciertas cosas que realicé en mi soledad, admito que se me había pasado un poco el nerviosismo que tenía.

Me tiré en la cama (aunque no tuviera sueño) y pensé que Alexa está tan interesada en mí que sería incapaz de denunciarme.... Quería aferrarme a la tranquilidad que me daba ese pensamiento, pero aún tenía mis dudas sobre la moralidad de lo que había decidido tener con esa chica.

Pero ¿volver a quedarme sola como antes? No creo que sería algo deseable para mí. Ya mucho he llevado con la soledad como para querer volver con ella.

Y así pasó el tiempo.

Entre pensamientos y pensamientos no me había percatado que ya el sol había caído. Me levanté a comer algo mientras esperaba a Alexa.