Capitulo 56: Luminosa Alegría

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La adolescente se encontraba bajo la única luz que había en el cuarto, la cual era la responsable de deslumbrarla con claridad.

Ella permanecía sentada y cabizbaja a la espera de que comenzaran las preguntas.

- ¿Cómo te llamas?

- Alexa

- ¿Cuántos años tienes?

- Diecisiete

- ¿Cuál es tu ocupación?

- Soy estudiante de secundaria

Hice una pausa después de haber escuchado su respuesta.

- ¿Y qué es lo que quieres?

- Quiero… vivir en paz

- ¿Qué es lo que quieres?

- Ya te dije, quiero... vivir en paz

- ¿Eso es todo lo que quieres?

- No…

- ¿Qué quieres en realidad?

- Yo quiero… dejar de sufrir...

- ¿Por qué sufres?

- La he tenido un poco difícil en esta vida.... Cuando era niña fui testigo de cómo mis padres se volvían cada vez más adictos al trabajo, tuve que aprender a cuidarme sola, tuve varias relaciones que no funcionaron, fui humillada públicamente por una chica que me engañó con un tipo.... Para colmo, mi madre murió...

Verla de esa manera casi me destroza el corazón. Aun así,, yo tenía que continuar.

- ¿Qué es lo que quieres?

- Dejar de sufrir por mi pasado y… tener una vida tranquila

- ¿Qué es lo que te limita de hacer todo eso?

- El suceso más triste que me ha sucedido recientemente…, mis miedos y mis inseguridades…

- ¿Por qué eres así?

- Soy más compleja de lo que parezco, pero aun así, créeme que ya estoy harta. Estoy harta de ver lo mucho que tengo que luchar por lo que me hace feliz. Estoy cansada de tantas pruebas en la vida.... Lo que quiero es vivir en paz, no tener que preocuparme tanto por cosas de las que no tengo control

- ¿Los hechos de los que no tienes control influyen mucho en tu vida?

- Si…

- ¿Dejas que esos hechos cambien tu vida sin tu permiso?

- ¡No! ¡Jamás permitiría algo así!

- ¿Estás diciendo la verdad?

- No…

En ese momento vi cómo Alexa se sentía cada vez más alterada. Su respiración era lo suficientemente audible.

- ¿Qué es lo que quieres?

- ¡Te dije que quiero vivir en paz!

- ¿Tu vida actual no es pacífica?

- Yo… estoy contenta de… mi vida actual, pero quiero que sea mejor

- ¿Por qué estás contenta de tu vida actual?

- Tengo… compañía en mi vida. Tengo a una mujer que me permite ser yo misma y me motiva a ser feliz

- ¿Eso no es tener una vida pacífica?

- Sí, pero… no. Vivo con el miedo de que alguien más me quite mi felicidad y que… yo consiga una nueva razón para sufrir…

- ¿Tu felicidad no te ha hecho superar el dolor y el sufrimiento?

- Un poco…

- ¿Y por qué no dejas que tu felicidad te ayude a superar tus miedos y a vivir en paz?

- Nunca lo había pensado…

Mientras la respiración de la adolescente todavía se mantenía audible, se notaba que era cada vez más calmada después de haberme respondido tales palabras.

Imagino que, al haberse sincerado conmigo, se sentía liberada de la angustia inicial que había mostrado al inicio de esto.

Encendí la luz y suspiré hondamente.

- Parece que haber hecho esto contigo si dio frutos —le decía-. Aprenderme todo ese guión para ponerlo en práctica contigo fue... algo muy peculiar si te soy sincera

Ella se quedó callada.

- Dime, después de decirme todas esas cosas ¿ya te sientes mejor?

- Sí, gracias…. Lo necesitaba

- Eso es bueno...

Me quedé viéndola y decidí acercarme a ella.

Al estar a unos centímetros de distancia, acaricié su cabello para después descender mi mano y llegar hacia su mejilla. Alexa me miró al instante.

En sus ojos ya no había tristeza, sino aceptación. Dicha aceptación iba acompañada del consuelo de amar y ser amada sinceramente por la persona que tocaba su mejilla.

A veces me gustaría que los demás adultos supieran la complejidad emocional que puede esconder una persona en su adolescencia. Lo increíble e impresionante que puede ser la mente adolescente a la hora de enfrentarse a la vida y sus problemas (o algo tan atroz como la muerte de una madre).

Mi alumna me seguía mirando, sin intención de despegar la vista de mí.

- Todavía te tengo a ti —me dijo-. Te cuidaré por siempre

- ¿Y por qué te gustaría cuidarme por siempre?

- No necesito razones para hacerlo

En ese entonces me sentí relajada, sabiendo que estaba en las manos correctas.

Mi Alumna y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora