Capítulo 19: Novedades Significativas

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Me desperté de golpe al sentir un toque bastante brusco en mi brazo.

Abrí los ojos y lo primero que vi fue a Alexa viéndome fijamente (con una mirada indescifrable).

- Por fin despertaste —me dijo—. ¿Soñaste conmigo?

- ¿Cómo voy a recordar lo que soñé?

- Cierto. Hasta parece que se te olvidó que estábamos en el bus

Ya era viernes. Alexa y yo habíamos salido de la casa en Hawes, abandonando el lugar en dirección a nuestra ciudad.

Tal parece que el recorrido se me hacía cansino desde antes de entrar al autobús, por lo que me dormí.

- Discúlpame —le dije mientras me despegaba de su hombro—. No quería llamar la atención

- Tuviste suerte de que nadie se levantó de su asiento y nos vio mientras dormías

- ¿En serio? Qué afortunada soy.... Hablando de eso, ¿cuánto falta para que lleguemos a casa?

- Ni idea, pero el paisaje que veo por esta ventana ya lo había presenciado antes.... A mi parecer nos falta poco aunque... tampoco es que me queje de este momento

Brevemente formé una sonrisita en mi rostro.

- Supongo que tú eres la que menos razones tiene para quejarse ahora —le dije con una actitud calmada

- Aún nos quedan varios días de vacaciones.... Me tomará algo de tiempo para acostumbrarme

- ¿Acostumbrarte? ¿A qué?

- Pues... creo que es algo evidente porque...

En ese instante se detuvo.

- ¡Dios mío, Eliza! Pero ¿quién fue el bárbaro que se lo tiró?

Tras ella decir eso, un desagradable aroma llegó a mi nariz. Pude comprender la queja de mi alumna.

- Es horrible —me susurraba al oído—, es una tortura, es un abuso.... ¿Cómo alguien puede tirar una bomba así y seguir vivo?

- Cálmate, no va a durar...

Inmediatamente bajó su cabeza hasta hundirla en mi hombro con la intención de evadir el hedor del momento.

Yo, a pesar de estar aguantando el olor ajeno, no pude evitar soltar una risita.

Cuando el hedor se disipó el aire se sentía más adecuado para respirar.

- Alexa —le topé—, ya se fue...

- ¿En serio? ¿Me dices la verdad? No quiero oler eso y que me dé un patatús. Soy muy joven y guapa para morir

- Te lo digo en serio. Respira tranquila

Ella levantó lentamente su cabeza de mi hombro hasta mirarme a los ojos.

Un pequeño silencio le siguió al ambiente en lo que la adolescente se chequeaba la ropa (dejando escapar alguna risita debido a la situación que habíamos vivido).

- Entonces —decidí continuar—, ya que aún tenemos tiempo libre ¿te apetece planear otra actividad para nosotras?

- De eso no estoy segura, Eliza. Quiero ver si recupero un poco de mis ahorros para el futuro...

- Qué muchacha tan responsable

- Nunca lo dudes de mí.... Aún así, si se me llega a ocurrir algo más que hacer podría ser alguna actividad en la que gastar tanto dinero no sea necesario

- Ya veo.... Recuerda que no tienes que gastar tanto en mí. De hecho, si quieres puedo ayudarte con...

Ella me calló poniendo su dedo entre mis labios.

- Soy una niña grande —me dijo con su característico tono—. Soy grandecita y con padres adictos al trabajo, por eso de aumentar mis ahorros no me preocupo.... Tú solo espera cuando yo vuelva a sorprenderte

Dicho esto retiró su dedo de mí.

- Las expectativas me están matando...

- Y haces bien en tener expectativas; nuestro viaje nos ha abierto una puerta a nuevas posibilidades.... Tal vez, en el futuro, podamos ir... más lejos

- ¿Más lejos?

- Y no hablo solamente de geografía...

Me quedé pensando en las últimas palabras que habían salido de la boca de Alexa.

- Ahora que lo recuerdo —me dirigí a Alexa—, me habías dicho que aprovecharías tus vacaciones para acostumbrarte a algo, pero no me dijiste a qué

La muchacha guardó silencio por unos segundos; miró al suelo para después suspirar.

- Sí, debo acostumbrarme a un gran cambio y ese cambio es... el hecho de que estaré en otro curso..., en un aula diferente a la tuya

- No le veo ningún problema. Sabes que el instituto no se limita al décimo grado

- Sí, eso lo sé

- Emelda te dará clases y después de que pases de curso Albern será tu último maestro... a no ser que quieras ser universitaria cuando estés grandecita

- Es precisamente eso que mencionaste..., lo de Emelda y luego Albern.... Son gente que te fastidia. ¿Por qué debería sentirme cómoda con ellos?

- Entiendo que seas empática conmigo, pero recuerda que siguen siendo profesionales

- ¿Y? Lo profesional no les quita lo imbéciles que son

- ¡Alexa, ese lenguaje!

- Perdón, querida...

Volvió a decirme un apodo en lugar de mi nombre.... Supongo que eso será más común dentro de poco.

- Básicamente —continué en mi explicación—, aunque te caigan mal no puedes negar una ventaja que tienes: seguirás en el mismo instituto. No tendrás que irte a escuelas lejanas o algo así. Me seguirás viendo cada día

Ella calló. Al parecer analizaba lo que le había dicho.

- Ahora me siento tonta por no haber pensado en lo más lógico... —comentaba Alexa—. Seguro pensarás que dejé que mis hormonas me controlaran

- Para nada

La adolescente suspiró.

- Los cambios a veces son difíciles. Llegas a acostumbrarte a algo y piensas que la siguiente novedad que la vida te presente podría ser perjudicial para ti

- Entiendo

- Al menos sólo se trata de lidiar con una nueva profesora. No es el fin del mundo

Ella ladeó su cabeza hacia la ventana, observando el paisaje.

Dudé y dudé acerca de realizar otro movimiento hasta que finalmente tomé una desición.

Me acerqué a su oído.

- Tú siempre seguirás siendo mi alumna

Alexa volteó lentamente su mirada hacia mí.

No le costó mucho para expresar lo que esas palabras habían significado para ella.... Expresó sus sentimientos en una simple, pero sincera sonrisa.

Mi Alumna y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora