Capítulo 35: Aunque el Tiempo Pase, Estaré Contigo

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Agarré el libro y lo abrí en la página 67, mientras usaba la tiza con tal de copiar los fragmentos más importantes en la pizarra.

Tras haber terminado, comuniqué a mis estudiantes el significado del tema a tratar y luego les dejé copiando el resto de las páginas siguientes, así como darles permiso de que respondieran algunas preguntas.

Caminé hacia mi escritorio y me senté en mi silla, cerrando el libro al poco de eso.

Bajé la cabeza con tal de no mirar a la rubia que era alumna mía; sabía que ella estaba ahí, pero pretendía ignorarla, como si mágicamente fuera a desaparecer por no verla.

La estresante situación en la que vivía provocaba en mí el sentimiento de que mi cabeza daba vueltas constantemente.... Era una sensación horrorosa, pues sentía que en cualquier momento, sin previo aviso, tendría que lidiar nuevamente con Jasmine.

Pero en mi mente Alexa aparecía de vez en cuando, recordándome la fortaleza interna que tengo escondida, la cual me servía como el valor que... en ocasiones necesitaba para afrontar la vida.

El sólo recordatorio de la chica con la que mantenía una relación intensamente amorosa (aunque también ilegal) era crucial a la hora de envalentonarme..., al menos de manera psicológica.

- ¡Profe! —identifiqué al instante a la dueña de esa voz; era la rubia— ¿Cuál es la respuesta a la segunda pregunta?

Suspiré en aquel entonces y levanté la mirada, demostrando mi disposición de responderle a esa adolescente.

Luego de aclararle su duda, tomé mi celular para distraerme un rato, pero más que distraerme era una forma de evadir la actual realidad.

Nada digno de mención ocurrió después en la escuela.

Cuando llegué a casa me tiré en la cama, estando más agotada de lo normal.

Mis articulaciones me dolían más de la cuenta y el leve ardor en mi cabeza evidenciaba el increíble esfuerzo realizado en mi trabajo (posiblemente tenga que acostumbrarme a eso).

Como sea, estaba exhausta y sin ganas de nada.

Decidí voltearme con tal de respirar mejor, así como perderme en la continua contemplación del techo de mi casa.

Sentía mi pecho subir y bajar de manera cada vez más leve. Cerré los ojos un momento y, entre divagaciones varias, Alexa volvió a aparecer en mis pensamientos.

En esta ocasión apareció, pero de manera más nítida; la brillantez de sus ojos, su cálida sonrisa y el hermoso color marrón de su pelo eran cualidades suyas que "veía" con una admirable intensidad.

La adolescente sonreía de tal forma que me hacía olvidar, aunque sea momentáneamente, el reciente agotamiento que sobrellevaba.

Tal imaginación no fue lo único que ocurrió dentro de mi cabeza, puesto que, de manera inexplicable, "sentí" a Alexa acurrucarse en mí..., abrazarme con una leve fuerza que denotaba ternura, así como su cabeza reposando sobre mi pecho.

Era como si fuese a sentir la calidez que emitía el cuerpo de la muchacha. Calidez que servía para tranquilizarme.

No obstante, mis imaginaciones se vieron interrumpidas por el sonido de mi celular.

Abrí los ojos y tomé el aparato.

Cuando encendió vi que se trataba de un mensaje de Alexa; abrí el chat y... vi algo que no me lo esperaba.

Una foto de Alexa (aún con su uniforme) en la que, sentada en la cama, dejaba ver su sonrisa, su camisa casi enteramente desabotonada y su dedo entre sus labios, siendo mordido seductoramente por sus dientes.

Mi Alumna y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora