Capítulo 49: Caminata en el Sendero de la Algarabía

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Al darme cuenta que me había llegado un mensaje en el celular, lo saqué de mi bolsillo y miré de qué se trataba.

- ¿Estás libre después de clases? —me preguntó Alexa

- Sí, no tengo que escribir informes, ni nada parecido

- Excelente

- ¿Me lo preguntas porque también quieres saber qué te regalaré hoy?

- ¡Le atinaste! Tan lista, mi polola preciosa

Respiré profundamente al leer ese mensaje y pensé en lo que le respondería.

- Es una sorpresa -le dije-; si te la revelara con antelación no sería sorpresa

- Cierto, pero... sólo cumplo años una vez al año

- Si esperaste un año para eso, no te hará daño esperar unas horas

Me esperaba que Alexa hiciera alguno de esos berrinches graciosos, pero se abstuvo de hacerlo.

Horas después terminaron las clases y pude ir a mi casa con tal de buscar el regalo que le daría a mi alumna.

Al tenerlo visible, opté por cambiarme de ropa.

Cuando terminé, tomé el regalo y salí en dirección al hogar de Alexa.

Llegada ahí, toqué la puerta. La adolescente me abrió en cuestión de segundos.

- ¡Hola! —me saludó con su característica energía- ¡Qué bueno verte! Estás muy linda, muy bonita, muy bella. ¿Te traigo algo? ¿Quieres sentarte? ¿Puedo ver mi regalo?

Al verme bombardeada por tantas preguntas, mantuve (como pude) mi paciencia y entré a su casa.

Sin decirle nada, me senté en el sofá y fui sacando lentamente su obsequio.

Del bolso saqué una caja decorada con papel decorativo, cuyo tema principal eran las rosas. En una esquina de la caja se encontraba un pequeño cartel que decía: "Para mi chica".

Alexa rompió el papel de la caja (como si no le importara en lo absoluto el tiempo que tardé en envolverla) y se encontró con algo interesante.

- ¿Una consola? —me preguntó, atónita- ¿Me compraste una consola de videojuegos, Eliza?

- Tal como ves

Sus ojos parecían estar a punto de brotar lágrimas de alegría.

La adolescente no se retuvo en abalanzarse hacia mí y abrazarme cariñosamente.

Sus besitos no se hicieron esperar y al poco tiempo sentí mi piel invadida por la suavidad de sus labios.

- Ya, ya, Alexa.... ¡Basta! ¡Me haces cosquillas! Mejor aprovecha tu regalo...

- ¿Y qué tal si lo aprovecho contigo?

- ¿Disculpa?

- ¿Quieres jugar conmigo? Me encantaría estrenar mi nueva consola, pero primero necesito comprar algunos jueguitos.... ¡Acompáñame!

Al levantarse hizo que yo también lo hiciera, pues había sujetado mi brazo, provocando el movimiento involuntario de mi cuerpo.

Fue la muchacha hacia su habitación, tomó el dinero que le fuera necesario y bajó los escalones corriendo.

Estando ya en la sala, volvió a agarrarme del brazo con tal de que la siguiera.

- ¡Nos vamos, baby!

Cuando salimos de la casa nos dirigimos a una tienda de videojuegos.

Al entrar todos los hombres que estaban ahí (en total 4) nos miraron fijamente, sin pestañear siquiera, como si la presencia de dos féminas fuera suficiente para sacarlos de su mundo.

Mi Alumna y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora