Capítulo 23: Lindura Adolescente

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El cumpleaños de Alexa estaba cada vez más cerca. Al igual que ella esperé hasta la medianoche para enviarle un mensaje bien cursi como felicitación (aunque me sentí algo inconforme en comparación al mensaje que ella me había dedicado en mi cumpleaños).

Cuando llegó mi hora de levantarme, me alisté, fui a trabajar, hablé con Emelda y Albern sobre temas insustanciales y, al finalizar las clases, me dirigí a la casa de mi alumna con el propósito de visitarla.

Ya tenía decidido qué iba a regalarle.

Toqué la puerta. Como era de esperarse, la adolescente abrió en unos segundos.

- ¡Eliza! ¡Cariño, bombón, preciosa!

- Ya, te agradezco los halagos, pero no alces tanto la voz

- Perdón... y... ¿sería estúpido preguntarte si quieres entrar? Claro que quieres entrar, lo veo en tus ojitos

Me sorprende que no haya mirado mi cartera. Quizás piensa que, como siempre salgo del trabajo con mi cartera colgando sobre mi hombro, podría tener su regalo guardado allí.

No tardé más y entré a su casa.

Luego de unas cortesías iniciales, un refrigerio y una bebida, le solicité ir a su habitación.

Al ella aceptar subimos las escaleras y entramos a su cuarto.

Mi alumna se sentó bruscamente en su cama al poco de llegar. Yo, por otro lado, me tomé mi tiempo con tal de no echar a perder esta ocasión.

- Dejémonos de rodeos -le decía-. Hoy cumples dieciséis años... y tan sólo pensar cómo ha pasado el tiempo es algo conmovedor para mí. Me has regalado cuantiosas horas de tu vida, mucha energía tuya y me has brindado una motivación que nunca habría tenido si todavía fuésemos unas desconocidas. Aun así, con todos los retos y peligros que conlleva el hecho de estar contigo, me es imposible no haberme acostumbrado a ti, Alexa, y por eso considero que este es el momento más adecuado para darte mi regalo

Ella me miraba sin pestañear, totalmente concentrada (se veía tan tierna).

Subí mis brazos y me apunté a mí misma con ambas manos.

- Tu regalo soy yo

Mi alumna se mostraba estupefacta al inicio, pero ella no es de esas que se quedan calladas fácilmente.

- ¿Cómo así, Eliza?

- Significa que te doy permiso de... usarme como quieras

- ¿Qué? ¿En serio? Significa que... ¿puedo hacer lo que quiera contigo?

Suspiré en ese momento.

- Si...

Alexa se me acercó, evidenciando una miradita bastante atrevida.

- ¿Lo que sea?

Pero, contrario a lo que uno podría pensar, no ocurrió lo que mi mente imaginaba.

La adolescente, pues, decidió usarme como su muñeca.... Me explico: Alexa aprovechó esta ocasión para vestirme con diversas prendas, para cambiarme el look tantas veces le fuera posible, para maquillarme y para hacerme peinados extravagantes.

Honestamente... no me podía quejar.

- Toma este -me ofreció un vestido verde y corto, pero con estética victoriana, el cual sería el atuendo perfecto para cualquier muñequita de porcelana con la que jugaría una niña-. Quiero ver cómo te queda

Agarré el vestido y salí a cambiarme.

Regresé con él puesto, y la muchacha, al verme, soltó un potente sonido de admiración, como si le hubiese sobrevenido una intensa marea de dulzura instantánea.

- ¡Te ves tan cute! Literalmente no eres una muñeca, pero yo sí jugaría contigo todo el día

Se levantó rápidamente y acomodó la única silla del cuarto frente al espejo. Me hizo una seña para sentarme ahí.

Accediendo a eso, me senté y vi a mi estudiante buscar algo en unos cajones.

- Realmente me sorprende que hayas decidido hacer esto... -me decía mientras rebuscaba en sus cajones-. Es decir, tú como mi regalo de cumpleaños. Admito que es algo demasiado extravagante..., incluso para mí

- Bueno, quería regalarte un momento destacable, tal y como me diste uno con el libro que me obsequiaste el mes pasado

- ¿Sólo por eso? ¿Esa fue tu única razón para permitirme usarte por hoy?

- Ignorando el hecho de que lo último que preguntaste sonó algo... turbio, pues había recordado que te fascina comprarme ropa e incluso te las arreglaste para vestirme con esas prendas raras más de una vez. Por eso no fue muy difícil imaginarme que esto sería una de las cosas que podrías hacer conmigo, porque sabía que te gustaría vestirme como una muñeca y eso es lo que importa, que te guste...

La muchacha había dado con su peine, su cepillo y sus ganchos. Procedió a cerrar el cajón.

- Te equivocas, Eliza.... Lo que importa es que tú y yo pasemos este día juntas

No pude evitar sonreír un poco, encantada por su inigualable manera de halagarme y sincerarse conmigo al mismo tiempo.

- Y bien -continuaba Alexa, esta vez lista para peinarme frente al espejo-, ¿qué magia haré con tu cabecita hoy?

- Por favor, no me provoques traumas

Ella soltó una risita mientras sus dedos recorrían suavemente las hebras de mi cabello.

- Tu tranquila, yo nerviosa. ¿Qué te parece si empezamos con este peinado?

Y así transcurrió el tiempo entre peinados finos y alocados.

Alexa y yo soltamos más de una carcajada en aquellos momentos.... Resultaba más que memorable lo que vivíamos juntas, como una calma idónea (quién sabe si momentánea) en un mes que apenas comenzaba.

Tras el paso de unas horas llegó lo inevitable: la tarde. Las débiles ráfagas solares entrando por la ventana del cuarto ofrecían aquel aire nostálgico que faltaba en momentos así.

Mi alumna había probado más de 30 peinados diferentes conmigo, me había maquillado y nos habíamos reído bastante.

Pese a todo el tiempo que pasó aún era notable su energía intacta, aunque..., por algún motivo, decidió controlarse.

- Eres muy imaginativa -decía yo mientras me arreglaba mi cabello como antes-. Tantas horas sentada aquí, siendo peinada por ti...

- ¿Por qué lo dices? ¿Se te durmieron las pompis?

- No.... Lo que quiero decir es.... No importa...

La vi tomando un cepillo para jugar un poco con él.

- Siendo honesta -comentaba Alexa con voz calmada-, esto fue mejor de lo que me imaginé

- Qué gusto me da saberlo

- ¿Y sabes qué otra cosa te gustará saber?

Se acercó hacia mi oído.

- No le dije a nadie más que hoy es mi cumpleaños

Quedé sorprendida, pero intrigada a la vez.

- ¿Por qué?

- Bueno, sólo mis padres y tú saben de esta fecha, pero no se lo dije a nadie más.... Quería tenerte para mí solita por hoy

- Suenas tan posesiva cuando lo dices de esa manera

- ¿Te gusta que suene así?

- Podría acostumbrarme

Ella, al sonreír, me besó en la mejilla.

- Antes de que se haga más tarde y tengas que irte... -Alexa volvió a sentarse en la cama. Esta vez con un control remoto-. ¿Te apetece que veamos algo?

¿Cómo podría negarme a eso? Me levanté sólo para sentarme con ella.

- Mejor nos ponemos así

Abrazándome por detrás ambas nos quedamos sentadas en el colchón con el propósito de matar el tiempo de esta forma tan amena.

Mi Alumna y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora