Capítulo 29: El Grito que no se Podía oír

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Al principio no parecía un día fuera de lo ordinario.

Con el libro en la mano daba mi clase, enfocándome en pronunciar bien las palabras que decía con tal de que mis estudiantes las comprendieran.

Sin embargo, sonó mi celular.

El estruendoso sonido me hizo sacar el aparato e interrumpir mi clase.

Me lo llevé al oído y, con una sonrisa fingida, decidí hablar.

- Cariño, qué bueno oír tu voz otra vez...

Puse una excusa a mi clase con tal de abandonar momentáneamente el aula

- Después de lo de anoche me dejaste con ganas de más —seguía hablando mientras me dirigía hacia la puerta—. Eso fue muy grosero de tu parte...

Al salir continué en lo mío sin dar muestras de detenerme, así hasta que el tiempo me obligó a colgar la llamada.

Regresé a mi salón de clases, me paré en frente de mi escritorio, tomé mi libro y le di una última chequeada a mi celular, no sin antes dejar salir una sonrisa.

La hora del recreo llegó y me quedé sola en el aula.

Aproveché para enviarle un mensaje a Alexa.

- ¿Estás afuera ya? Quiero decirte que funcionó; lo hice sin titubeos ni nerviosismo

- Yo sabía que podías; ese plan mío era genial

- Si.... Las instrucciones que me diste ayer, justo al llegar a tu casa fueron lo que necesitaba.... Pensé que te quedarías conversando más con Ginger después de esa llamada que te llegó cuando estábamos en el sofá

- Eso pensabas, pero... no te habías imaginado que mi intención era mostrarte esa maravillosa aplicación.... En serio, esa app de llamadas falsas le serviría a mucha gente para salir de situaciones incómodas. Sólo que, en este caso, no tuviste una situación incómoda

- Así es.... Fue como hablar contigo

- Qué tierna. Me imagino cómo se habrán puesto los demás cuando te vieron.... Se habrán asombrado de que alguien haya llamado a su profe

Por alguna razón un súbito alivio se adentró en mí, tras haber leído eso.

- ¿Estás con tu amiga? —le pregunté, cambiando de tema

- Ahora mismo no.... Se le olvidó la merienda que trajo y fue al aula de Emelda a buscarla

No pude evitar imaginarme diferentes sospechas en mi cabeza.

- Te hablo luego

Apagué mi celular y salí de mi salón de clases con tal de ir hacia el de Emelda.

Entrando allí busqué a Ginger con la mirada y la encontré, pero... no de la forma en la que me esperaba.

Con una actitud anormalmente lenta la vi revisar su mochila. No parecía la Ginger que había visto riendo con Alexa, sino que se asemejaba más a esa vez en que me confesó sus problemas en su vida personal.

Me acerqué a ella, intentando que no se percatara de mí con tal de que no se asustara prontamente o inventara alguna excusa.

- ¿Ginger?

Al oír su nombre, subió su mirada hasta toparse brevemente con la mía. Después siguió en lo suyo de la misma manera en la que estaba.

- Qué bueno verla otra vez... —comentó en voz baja

- Se te ve diferente en esta ocasión

No respondió a eso.

- ¿Pasó algo? —me agaché hasta estar a su nivel— ¿Tu familia volvió a fastidiarte?

Mi Alumna y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora