Capítulo 21: Regreso a Clases

286 12 1
                                    

El año escolar había comenzado y, como era obvio, tuve que lidiar con ciertos cambios.

Siendo honesta, cada día de trabajo era, al menos al inicio, algo aburrido.... No es que me queje tampoco (puesto que mi vocación es enseñar), pero las razones son tan obvias que no vale la pena decirlas.

No es común que los alumnos interactúen más de la cuenta con una maestra. Lo menos que pueden hacer se limita al ámbito educativo y nada más (aunque claro, el año pasado ocurrió un caso diferente con cierta muchacha de 15 años).

Me sentí como si yo fuera uno de mis alumnos: aburrida y con ganas de que la clase acabara. El recreo solía ser un "respiro" momentáneo para poder ver a Alexa y distraerme un poco. En ocasiones salía del aula junto con ella.

Un día, me dirigía a la sala de maestros por algo de café. Desde que entré me encontré con Emelda sentada mientras leía algo en su celular.

Mi ánimo decayó sólo por verla, pero aun así me mantuve serena.

- Hola, Eliza

- Hola...

El silencio se mantuvo así hasta que ella decidió romperlo.

- ¿Cómo vas con tus nuevos estudiantes? —me preguntó Emelda

- No me han dado problemas hasta ahora

- Parece que la vida te sonríe al no darte adolescentes problemáticos como alumnos. Yo estoy acostumbrada a los estudiantes revoltosos, pero al final sólo son eso: adolescentes

Tomé un vaso de plástico y lo llevé a la cafetera.

- Dime algo, ¿nunca te has arrepentido de trabajar en esto?

- No. ¿Por qué?

- He pensado algunas veces en cambiar de oficio...

¿En serio? Entonces, esas serían buenas noticias.

- Pero no se me viene nada a la mente —continuaba ella—. No me quejo de la paga, pero tampoco soy una mujer que se conforma con lo fácil

Mi vaso ya se había llenado. Lo retiré de la cafetera.

- Eso significa que eres ambiciosa —le dije

- Es lo que debe ser una mujer en la actualidad. La ambición es algo que debe impulsar a una mujer para vivir plenamente.... Lo mío podría parecer un círculo vicioso, pero no soy de esas que se quedan en lo mismo...

- Me imagino que tu novio comparte una opinión similar a la tuya...

- ¿Thomas? Él no se opondría; ya tiene un trabajo envidiable y de su trabajo me complace en cualquier lujito que se me antoje.... Él tiene una forma de ver el mundo muy parecida a la mía.... No puedo quejarme, Eliza, pero también necesito encargarme de mi propia vida

Llevé mi vaso hacia mis labios, sorbiendo el café.

- Por el momento no se me ocurre nada para cambiar de trabajo —Emelda enfocó su vista en su celular—. Quisiera que la compañía de Thomas abriera una vacante aceptable para mí, así podría..., tú sabes, dejar la vida de profesora con tal de probar con otra alternativa.... Por ahora me veo obligada a enfocar mi ambición en otros aspectos de mi vida

- Ya veo.... Bueno, que tus estudiantes no te destruyan la actitud que tienes

- Claro que no. Ni ellos ni nadie podrían alterar eso de mí.... Con tantas desgracias, con tantos desafíos y con tanta gente hipócrita que hay en el mundo es necesario tener una buena actitud, sino ¿cómo piensas enfrentar la vida?

Decidí no decir nada.

- Oye, Eliza, pero me he fijado en algo sobre esa chica que conoces

Momentáneamente me congelé. Tomé fuerzas para pensar qué le diría a Emelda.

Mi Alumna y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora