Capítulo 50: Amor Plástico

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Sentía cómo Alexa se adentraba cada vez más en mi interior, debido a la precisión con la que usaba su mano.

- Ve despacio, por favor.... Sabes que soy muy sensible en ese lugar...

Continuó en lo suyo.

- ¡Alexa! -dejé salir un alarido- ¡Más despacio! ¡No vayas tan profundo! ¡Me voy a volver loca!

Siguió moviéndose más y más rápido, nublándome la mente y haciendo que apretara los dientes con cada vez más fuerza.

Honestamente, sentía que ya no podía más. Esta sensación me estaba enloqueciendo.

- ¡Para, Alexa! ¡Por favor!

Y al escuchar mis palabras, sacó el hisopo de mi oreja.

- Tanto drama haces porque te limpio el oído... -se quejó-. Tus ruidos parecían gritos lascivos

- Perdón, me dejé llevar

- De eso no te preocupes, cariño.... He escuchado hasta tus gritos más obscenos. Ya nada me sorprende...

Tomó el papel donde ponía los hisopos y lo echó en el cesto de basura.

- Y ahí va otra muestra del afecto que tengo por mi polola... -comentaba Alexa en un tono bromista-. No cualquiera se presta a esto, Eliza

- Ya sé, ya sé. Discúlpame otra vez por cómo me porté

- No pasa nada. Al menos aprovechamos el tiempo en algo útil.... Hasta se me olvidó hacer la tarea que Albern dejó

- Ya tienes diecisiete, eres casi una adulta. Deberías ponerte más seria con tus estudios

- Eliza, mi vida. ¿Cuándo he repetido curso? Nunca

- Sí, eso lo sé...

- Entonces ¿para qué te preocupas?

Apretó mi mejilla.

- Siempre has sabido que soy una niña aplicada y responsable -me decía-. Incluso con la idiota de Emelda pude sobresalir y no dudo que lo mismo pase con Albern

- Te oyes muy segura de ti misma

- ¿Y acaso no debería estarlo?

Comenzó a acercarse a mí, permitiéndome una mejor vista de su cara.

- Tengo a la mujer más hermosa y adorable del mundo -continuó ella-. Con algo así la realidad parece un sueño y los sueños una realidad

- ¿Qué?

- Perdón. Quise ponerme modo romántica

- No me molesta

En su rostro se formó una sonrisa coqueta, reflejando sus futuras intenciones conmigo.

No tardó más tiempo y acercó sus labios con los míos. Inmediatamente pude sentir la calidez de sus besos nublar mi mente.

A medida que pasaba el tiempo, nuestros besos continuaban. Pero llegó una ocasión en la que Alexa se "distrajo" y se dedicó a ponerse cariñosa con mi cuello.

Cuando ella hizo eso, aproveché en sacar mi lado romántico con ella.

La volteé hacia abajo y me puse encima de ella. Le di una breve mirada mientras le sonreía y, tras eso, decidí besarle el cuello.

Al principio Alexa se reía, pero tales risas se transformaron en palabras dulces que me pedían más y más de lo mismo.

- Así me gusta, Eliza.... ¡Sigue! ¡No te detengas!

Mi Alumna y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora