14

3.5K 186 18
                                    

Desde el sí de Taehyung, había sido casi imposible tenerlos separados. Estaban juntos a todas horas, ya se había vuelto una necesidad.

A gran parte de los chicos y chicos del instituto les había sorprendido la noticia, a otros les daba igual y otros ya veían venir la relación.

Por supuesto que los primeros días de relación no fueron los más fáciles; debían soportar miradas de disgusto, de envidia, de pena, de rabia, en fin, de todo. Pero luego la situación se fue normalizando, todo se había calmado y ya llevaban tres hermosos meses de noviazgo. Eran tres meses pero se sentía una vida entera, se sentían tan bien juntos. Cada vez se conocían más y se volvían más unidos, conociendo sus mayores miedos y virtudes. Incluso sus fetiches. Era imposible tenerlos separados en muchos aspectos y ellos no habían perdido el tiempo, se provocaban con besos y se tocaban por encima de la ropa. Pero no habían pasado más allá de eso, no se sentían preparados. Eran pequeños aún.

Sí, pequeños.

Jungkook tenía miedo de hacer algo que a Taehyung no le gustase, no había pasado más allá de tocarle los muslos por debajo de la falda. Taehyung se sentía agradecido de lo comprensivo que estaba siendo Jungkook, él no se sentía listo para tener su primera vez y no era porque no tuviese confianza con Jungkook. No. No era eso, simplemente aún estaba en proceso de aceptación de su cuerpo y primero tenía que aceptarse para que alguien más lo hiciera.

Desde que Jungkook lo tocó en la fiesta, no había podido dejar de pensar en ello e incluso tocarse por la noche, escondido entre las sábanas. Era un momento que no podría olvidar, y que le gustaría repetir.

Les encantaba escaparse de las clases de Literatura y Filosofía y besarse en los salones que no se usaban. La sensación de poder ser descubiertos hacía todo más excitante, lo hacía una persona más sensible y receptiva. Con un simple toque en sus muslos, ya se sentía morir. Nadie podría controlarse con un chico como Jungkook, él de verdad se sentía agradecido de tenerlo como novio. Era tan Perfecto, su cuerpo era bellísimo, su rostro... ni hablar. Su sonrisa, sus manos, sus dedos, su torso, sus brazos, sus muslos, su cabello sedoso con olor a cacao, su nariz grande pero preciosa, su piel ligeramente acanelada, sus labios delgados pero totalmente apetecibles.

Si bien su piel no era como la de un bebé, creía que podía tener un fetiche con que fuese perfectamente imperfecta con su textura, su color, sus granitos y el sudor que dejaba salir. De solo pensarlo, sus piernas temblaban y sus manos ardían por tocar su piel ardiente como el infierno.

Ni hablar de sus sentimientos y la buena persona que era, era humilde, sincero, sensible, simpático, empático, con un muy buen sentido del humor. Él de verdad apreciaba que Jungkook fuera una persona sensible. Le encantaba lo sentimental que pudiese ser cuando viesen alguna película o cuando Taehyung le recordase lo mucho que lo quería y lo necesitaba en su vida.

Jungkook había sido y sigue siendo una pieza fundamental en su vida para poder aceptarse y amarse por lo que era. Que Jungkook lo amase como era y lo tocase con tanta pasión le hacía sentirse bien y querido. Y comenzaba a quererse por lo que había sido, es y será. Por eso, siempre que tenían su momento, procuraban estar en un lugar calmado, en un ambiente relajado para que las cosas fluyeran.

Jungkook era muy suave con él y viceversa, estaba aprendiendo a cómo tocarlo y a cómo atacar sus zonas erógenas.

El pelinegro amaba lo tierno y receptivo que Taehyung pudiera ser con él. Siempre le estaba recalcando lo mucho que le amaba y que le gustaba cuando le tocaba sus caderas, sus muslos y sus senos. No iba a mentir, se calentaba como el infierno cuando Taehyung le pedía que lo tocara. Sus manos temblaban, anticipando el momento. Si se trataba de Taehyung, todo cambiaba y sus mejillas se tornaban en un rosadito tierno. Y es que ese chico en verdad le gustaba demasiado.

Amaba la manera en que sus cuerpos encajaban cuando bailaban sensualmente apegados en la pista de baile en alguna fiesta. Jungkook jamás había bailado y tampoco le había llamado la atención pero cuando Taehyung lo obligó a que moviera sus caderas contra su trasero... Su mirada cambió y ahora era un apasionado por moverse contra Taehyung.

Taehyung había aprendido a hacer twerk para satisfacer a Jungkook de igual manera, era como estar en el cielo poder moverse contra Jungkook.

Era una bendición poder tener ese cuerpo a su disposición. Amaba la confianza que tenía al tener ese tipo de intimidad. Su mente jamás podría olvidar el momento en que Jungkook se sonrojó cuando le pidió que lo empotrara contra la pared y que estaría a su disposición.

Definitivamente era un chico sensible en muchísimos aspectos y lo agradecía. Era afortunado de poder ser la primera persona en escuchar sus gemidos desesperados y sus lágrimas de placer, pidiendo más y más cada vez.

Le parecía tan caliente —y tierno— ser la primera vez de muchas cosas. Taehyung estuvo avergonzado una semana completa cuando se atrevieron a hacer una sexcall. Jungkook le había tranquilizado y le había dicho que era algo normal. También le había recalcado que sus gemidos eran únicos y mejores que cualquier ser existente en el universo, tanto así, que llegaba al punto de tocarse pensando en él y escuchándolo.

Y se sentía avergonzado, muy avergonzado de hacerlo... de tocarse, pensando en su Taehyung, en su precioso cuerpo y sus preciosos y deliciosos gemidos. Pero es que era inevitable y siempre que lo hacía, le mandaba fotos atrevidas. Taehyung le agradecía tímidamente y también le mandaba fotos atrevidas y sensuales, era bastante excitante y provocador. Jungkook contaba hasta diez para poder controlarse y no colapsar al ver los videos de su cosita tocándose y usando sus calcetas tiernas de colores.

Taehyung, de igual manera, le rezaba hasta a las estrellas para poder tener autocontrol. No era sana la manera en que Jungkook acariciaba su torso y se masturbaba gimiendo su nombre. Y la foto de su rostro post-orgasmo... juraría que aquello algún día lo iría a matar. Su cabello apegado a su frente por el sudor, sus cejas contraídas, sus ojos perdidos y llorosos, sus fosas nasales un poco más dilatas, sus labios entreabiertos e hinchados, su mandíbula tensa y con gotas de sudor. Definitivamente esa imagen le excitaba demasiado y sabía que algún día lo iría a matar.

Estaba agradecido por la bella persona que estaba siendo Jungkook, le agradecía con todo su ser. Lo ayudaba a descubrir cosas de sí mismo que ni sabía que poseía. Quien diría que le pondría tanto ver los piercings de Jungkook... Sus pensamientos no eran nada inocentes cuando pensaba todo lo que podría hacerle mientras siente sus piercings. No era normal la manera en que se mojaba pensando en Jungkook.

Era por eso que se había vuelto adicto a las sexcall y de a poco Jungkook lo estaba convenciendo para hacer videollamadas por las noches.

Quería decir que sí pero aún estaba inseguro sobre darle una respuesta clara. Pero si tomaba más tiempo pensando en ello, su mente divagaba para tomar otro tipo de decisiones... Otro tipo de paso en la relación.

Y quizás sí estaba listo para dar ese siguiente paso.

[...]

prepárense para el

sig capítulo😋😈

Menstruation [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora