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—¡koo, despacio!— se aferró a su muñeca y rogó, estaba yendo muy duro, su interior estaba siendo atacado de una manera que no podría soportar por mucho tiempo.

Jungkook negó y alzó un poco más su culo, adentrándose de golpe, hasta el fondo. Amaba salir y solo dejar su glande dentro para luego enterrarse con violencia y azotarlo contra el escritorio. Chocando hasta lo más profundo en su interior.

Sus gemidos con dolor, no parecían detener a Jungkook y a sus caderas que se empujaban hasta el fondo, hasta no poder más. No tardó mucho en correrse, su miembro dolía y estaba sensible. Era uno de esos días en que su cuerpo le exigía otro tipo de atención y se sumaba el querer hacerle el amor a su esposo.

Amaba hacérselo rudo, sin compasión, metiéndose hasta la base. Amaba escuchar sus gemidos desgarradores, rogándole que parase pero inconscientemente abriendo aún más sus piernas y arañando sus brazos por la intensidad de cada dura estocada.

Después de haber llegado del viaje a New York, fue como una mirada más amplia. Conocer otro país y otra cultura fue como un cambio mental; les llegaba nueva inspiración para sus próximas colecciones. También habían aprendido a hacerlo en lugares que nunca imaginaron.

Taehyung se había negado a tener sexo en el trabajo pero su esposo le convenció con una carita de pena y caricias en sus puntos erógenos, tan preciso como solo Jungkook sabía. Odiaba a ese chico.

Y ahí se encontraban, follando exquisitamente en su tiempo libre. Taehyung con su pecho en el escritorio y su culo bien alzado a la jodida disposición de Jeon Jungkook. El pelinegro estaba parado simplemente mientras se aferraba a las caderas de su niño embistiéndolo con precisión, haciéndole el amor a su niño como solo a él le gustaba. Seguía con su ritmo incluso después de haberse corrido.

Jungkook siempre fue partidario de hacerlo rudo, con pasión, con intensidad, sin piedad. El rubio era todo lo contrario y no gustaba mucho de hacerlo así, pero desde su primera vez con Jungkook fue que lo había pensado mejor y quizás debía probar nuevas situaciones y nuevas maneras de hacerlo, obsesionándose con sentir su cuerpo destruido por Jeon.

Amaba abrirse de piernas para su esposo y sentir que le embestía exquisitamente. Con el más mínimo esfuerzo, Jungkook era capaz de atacar su punto sensible y sabía cómo evitarlo solo para joderlo aún más y lograr que fuese más intenso. Y vaya que sí lo era, su corrida era abundante, tenía que aferrarse a Jungkook para poder controlarse y ahogar su grito.

Y sus planes para ese momento parecían ser los mismos, Jungkook evitaba su punto dulce para durar lo más posible. Y aunque no rozara constantemente con su bolita, se sentía jodidamente bien que atacara rudamente su interior.

Ya ni siquiera podía formular palabras coherentes. Murmuraba cosas sin sentido mientras babeaba en el escritorio, su mejilla apegada contra la superficie y sus ojos blancos. Jungkook desde ese ángulo no podía ver las reacciones de su niño pero las contracciones en su interior y sus manos aferrándose a sus muñecas, le decía lo mucho que le gustaba aquel exquisito ritmo.

Alejó sus caderas y salió por completo, su glande acariciando y explorando a su niño por la parte externa. Hizo el amague de entrar y luego volvió a acariciar. Escupió y golpeó con su hinchada punta, la exquisita húmeda entrada que le apetecía comer y saborear. Acarició el clítoris con su glande y volvió a introducirse con una única y profunda estocada. Taehyung gimió de una manera lastimera, sintiendo su orgasmo cerca, por lo que comenzó a masturbarse mientras rozaba con la cálida polla de su esposo.

Cuando su interior comenzó a contraerse cada vez más, Jungkook embistió más fuerte entonces. Empujando violentamente sus caderas, golpeando el gordo culo de su niño y gimiendo en alto el nombre de su príncipe.

Menstruation [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora