Capítulo 33 |+18|

4.8K 253 16
                                    

Lucas

Llevé a Chloe hasta mi habitación y la coloqué suavemente sobre la cama. Sus ojos no perdían rastro de mis acciones, aunque tenía una mirada somnolienta que lo único que me hacía pensar es que la dejé agotada.

Era ganancia.

Su cabello rubio estaba por completo esparcido en las sábanas negras de mi habitación. El lugar parecía ahora pertenecerle a ella y a su embrujo, parecía una reina desnuda y esperando por mí.

Besé sus labios, primero suave, luego más intenso. Su pecho desnudo dando con el mío que se hallaba de igual manera. Sus pezones acariciando el vello que tenía en mi piel de una forma erótica y sin igual.

Tomé su mejilla y fui profundizando más el beso, su gemido se escuchó fuerte y claro en mi oído, mi lengua comenzó a saborear su boca. Mientras que su cuerpo basculaba contra mí, esperando a que volviera tomarla de esa forma en que ambos queríamos. Pero tendríamos tiempo, hoy sería una tarde bastante productiva.

Llevé mi mano libre hasta la unión de sus muslos y la toqué en ese botón de nervios que la estimulaba. Comencé a jugar, lo toqué en círculos mientras que ella se removía, sentía como gimoteaba, su respiración entrecortada en medio de nuestro beso.

Subí y bajé por toda su raja, se fue abriendo más y el líquido de su exitacion comenzó a bañar mi mano. Con cuidado introduje un dedo en su interior y ella se alejó de mí boca como si no pudiera soportar tanta tensión.

—Luke, sigue ahí.

No había que indicármelo dos veces. Yo vivía por esos sonidos que ella hacía.

Fui descendiendo mi boca en el camino de su cuerpo y me encontré en medio del valle de sus pechos. La invitación estaba ahí en medio de sus dos montículos. Sus ojos estaban cerrados y no podía ver lo que hacía, pero sabía que ella lo sentía.

Me fui al derecho, allí su pezón estaba duro como una piedra y lo metí e en mi boca para luego sacarlo y soplar sobre él. Este se arrugó más y volví a torturarlo con mi boca.

Nunca me cansaría del sabor de Chloe.

Chupé de ella, mientras que mi mano la follaba. Su cuerpo se movía en torno a la sensaciones que estaba viviendo. Mi polla empujaba contra la piel de su cadera esperando por fin descansar dentro de su ser.

Escuchaba sus ruegos, sus imprecaciones y yo solo me deleité haciéndole lo que mi mente por meses deseó. Aún siendo increíble para mí que luego de tanto tiempo que esté aquí, en mi cama. El mismo sitio en dónde me corrí una y otra vez en los últimos tiempos pensando en ella solamente aún cuando no la había tocado de esta manera.

Era adicto a su cuerpo.

Fuera de este apartamento quedaban los títulos por los que nos llamábamos, aquí ella no era solo mi mejor amiga, era la chica con la que tenía sexo. El mejor sexo del mundo. No sabía si era la connotación emocional, de saber que estaba con una persona que confiaba ciegamente, pero nunca me sentí de esta manera con ninguna compañera sexual.

Seguí en mi juego, ella tomó mi cabello y me acercó más a su pecho. Yo como no podía quejarme, lo hice. Quería darle el mismo placer que ella me había otorgado al estar dentro de su cuerpo.

Seguí bajando, el recuerdo de su sabor en mi boca me gobernaba. Quería probarla, beberla, hacerla mía por completo. Y no me detuve, continué el camino hasta su sexo, ese que prometía pasiones ocultas.

Estaba empapada, su piel perlada era una invitación para lo que mi mente lujuriosa quería hacer. Había tantas maneras en la que tener a Chloe. Muchas en la que solo nos retorceríamos de placer. Y esa vena perversa que tenía sabía que sería equiparada con la suya.

Solo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora