Capítulo 39

2.6K 245 26
                                    

Lucas:

Noto como la fiebre le está subiendo y eso me preocupa demasiado. Chloe raramente se enfermaba y aquí estaba con la temperatura muy alta y tiritando de frío y con un malestar que parecía no acabar.

Ella se quedó dormida luego de hablar un poco, pero no se ha levantado, o bueno, despertado. Solo se ha quejado en sueños y me he quedado a su lado cerciorándome de que no emporara. Realmente se encontraba muy enferma.

Hoy cuando desperté en la mañana lo primero que quise fue saber de ella, estuve a nada de escribirle un mensaje para saber cómo estaba, pero luego de no conversar por más de dos semanas supe que lo mejor era buscarla y hablar en persona. Solo que no esperé hallarla de esa manera. una que parecía que se estaba rompiendo en mil pedazos.

No pude dejarla luego de eso.

Chloe era la chica más ruda que conocía, pero también la más sensible. Las fechas relacionadas con su padre la dejaban mal, pero si le sumábamos nuestra discusión de hacía unos días atrás, mi pequeña amiga estaba sufriendo. Tanto como yo lo estaba.

Han sido días duros, la extrañaba inmensamente, solo quería tenerla cerca, sin embargo, no quería ser quién diera el primer paso, sobre todo porque ella era la más aterrorizada de los dos. Para quienes la conocíamos, sabíamos que si se empujaba un poco más de la cuenta, ella huiría.

Yo he sido un cúmulo de pensamientos, no le he prestado suficiente atención a la universidad, ni al examen que tendría en unos días. Ese que definiría mi futuro. La cosa con Cl era compleja, porque lo que nosotros dos teníamos no era solo sexo sin más, era una experiencia llena de sentimientos y sensaciones que no había terminado de comprender.

Ella sollozó en sueños y la arropé más. No sabía qué hacer para bajarle la fiebre, todavía no le tocaba medicina. Pero no mejoraba.

Recordé los remedios caseros de mamá y decidí intentarlo. Fui a la cocina y tomé un pequeño envase con agua templada. Con eso y un pañuelo regresé a la habitación, ella estaba acurrucada en su sitio.

La puse en posición recta y se quejó. —Cl, es por tu bien.

—Hace frío.

—Lo sé, pero ya pasará.

Le coloqué un pañuelo húmedo sobre su frente y volvió a quejarse. Me quedé allí a su lado moviendo su cabello suavemente. Necesitando que ella mejorarse. Si la fiebre no bajaba, la llevaría al médico. Y estaba siendo duro no hacerlo en este momento.

Nunca creí que una fiebre emocional pudiese dar así de fuerte, parecía que estuviera pasando por un virus más que por eso, pero el cuerpo humano tenía formas diversas de sobrellevar la pena y el estrés. En este caso fue haciendo que Cl enfermara. Lo que era una mierda, siendo sincero.

No sabría decir cuánto tiempo había pasado, sentí que poco a poco bajaba algo el calor. Le coloqué el termómetro y marcó treinta y ocho. Había bajado un grado, eso era bueno. Solo faltaba poco para que se sintiera mejor.

—Vas a ser un buen médico, Luke —dijo aún con los ojos cerrados.

—Es lo que quiero —cambié el pañuelo—. ¿Tu cabeza cómo está?

—Como si tuviera una fiesta a la que no fui invitada —aun estando enferma, ella siempre hacía algún chiste para sobrellevar la situación—. Papá hacía eso.

—¿Qué?

—Papá me colocaba pañuelos en la frente cuando tenía fiebre —al menos sentí que no le había fallado al señor Adams—. Lo extraño mucho, Luke.

Solo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora