Capítulo 35

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Lucas:

Nuestras respiraciones aceleradas era lo único que se escuchaba. Luego de hacerlo con Chloe, ambos caímos cada uno en su lado de la cama como si el simple hecho de solo existir supusiera un trabajo demasiado fuerte.

Cualquiera pensaría que luego de este mes, cada uno estaría más calmado y el sexo sería menos frecuente y más suave, pero resulta que no ha sido para nada así. Se sentía como que cada vez que nos uníamos, nuestros cuerpos se hacían más adictos del otro.

Es que parecía que me hubiesen dado pastillas azules, porque no la dejaba de desear nunca.

—Tengo hambre —dijo ella luego de un rato.

Soltó una carcajada porque ella solo era la única capaz de decirme algo así luego de esto. —Ni siquiera diste tiempo a que comiéramos.

—Bueno, tu me pediste ayuda. He sido tu buena amiga de siempre.

Éramos los mismos amigos, el detalle es que no era solo eso ahora. Conocía cada sonido, cada lunar, cada peca, y como se sentía su interior. Decir que solo éramos mejores amigos se sentía como incompleto. Como que no lograba describir lo que realmente somos.

Me levanté de la cama y dejé un beso en su frente a la vez que tocaba su colgante de su collar. El mío estaba en mi pecho y nunca me lo quitaba. La sentía cerca de mí cuando lo tenía puesto, así que siempre lo tenía ahí.

Deseché el preservativo y lavé mis manos para luego colocarme mis calzoncillos mientras que ella tomaba mi camiseta para ponérsela. La imagen de ella con mi ropa solo me hacía pensar en que Chloe era mía. Sin embargo, eso no era así. Y ambos lo sabíamos.

La sentí acompañarme hasta la cocina y se sentó en el desayunador, yo me acerqué al refrigerador para buscar algunas frutas y chocolate en gotas. Luego tomé la harina de panqueques y comencé a prepararlos ante la atenta mirada de Chloe.

—¿Qué tal te fue con Ava? —pregunté cuando vertí el primero en la sartén.

Pensé que su respuesta sería una normal, el detalle es que quitó la mirada de mis ojos. Y eso me hizo estar alerta. ¿Qué había ocurrido?

—Nada, solo compramos algunas cosas y hablamos de la escuela. Ahí nos encontramos con un viejo amigo. Joshua.

¿Un viejo amigo?

No es como si yo fuera este chico celoso, de hecho, no me gustaba esas escenas, pero yo conocía a casi todos los amigos de Chloe. No recuerdo ningún Joshua.

—Ah sí —intenté no pensar en celos, nosotros no éramos nada más que amigos. Solo eso, así tuviera que repetirlo en mi cabeza una y otra vez—. Está bien.

—Sí, él es escritor. Hablamos de libros y demás.

Yo leía, pero no tanto como Chloe. Lo más que hacía era buscar artículos médicos y el poco tiempo que me daba me lo pasaba leyendo los libros para el examen de medicina. Así que no tenía eso en común con ella.

—Me alegra, Chloe —eso sonó doloroso en mi garganta—. ¿Con qué quieres tus panqueques?

—La combinación de siempre, duh.

Con una sonrisa en mis labios porque disfrutaba de consentirla, saqué el helado de vainilla del congelador y mientras que ella revisaba su teléfono. Yo serví el mismo con el postre frío y Nutella. Además de fresas.

—Toma, fastidiosa.

—Gra...—su voz se cortó y me hizo girar para verla—. Luke, así es como me los hacía papá.

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