Capítulo 2

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Chloe:

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Chloe:

Lo primero que hago al abrir los ojos es sentir un dolor de cabeza infernal. No recuerdo demasiado de la noche anterior, solo que estaba en casa de Lucas y luego salí de allí cuando llegó la obsesiva de su novia haciendo berrinches y pataleando.

Mujer para tener problemas mentales. Solo somos amigos.

Sí, todos en la universidad creían que nosotros éramos más que eso y en realidad era una locura, nunca podría ver a Lucas de esa forma. Él es él y yo soy yo. Somos como el agua y el aceite. No se mezclan.

Cuando logré detallar donde estaba, me di cuenta que no era mi habitación. Creo que ayer me fui de loca. Mierda.

Al mirar por debajo de la tela me percaté de que estaba como Dios me mandó al puto mundo. Con el culo aire. Encuerada.

Me giré y vi a un tipo en la cama acostado. No lo reconocí y tampoco como que si me importase, esto no era nada anormal en mi vida. Había pasado ya por unas cuantas camas.

Me levanté y di gracias al cielo al ver que había un condón usado, por lo menos borracha aún pienso las cosas. Oriné en el baño del tipo y luego de vestirme salí pitando de allí. Poco a poco las lagunas mentales se iban rellenando, recordándome cómo es que yo llegué allí.

Luego del show de celos de Katy en el apartamento de Lucas, salí de su edificio y tenía mucha pereza de llegar a mi casa. Era sábado, la noche era joven y mi cuerpo también. Así que dije, bebamos una copa y había este chico lindo en la barra y bueno, no los montamos y ya. Fin de la historia.

Cuando llegué al final de la calle me ubiqué. Tenía ya casi cuatro años viviendo en Connecticut y ya me sabía todas las rutas alternas, debía llegar a casa porque al siguiente día tenía un examen y bueno, no había abierto siquiera el libro en las dos semanas que nos dieron para estudiar.

Mi teléfono sonó con Friends de BTS y di una sonrisa en medio de la calle. —Buenos días, camarada. Alguien debe de estar feliz porque mojó. —sabía que le molestaba que yo hablara así, era una vida de diferencia entre la Chloe Adams que él conoció y la de ahora.

—CL, ¿qué te he dicho de hablar así? —mordió el anzuelo, bravo por mí.

—Ay por favor, solo es una frase. Debería estar más feliz luego del sexo de reconciliación.

—No lo hicimos. —uy, problemas en el paraíso—. La saqué de casa antes, cuando dije de terminar con ello en serio, era en serio.

Si algo en lo que nos parecíamos Lucas y yo es que teníamos un pasado bastante turbio con las relaciones. Al principio yo era esta chica tierna y soñadora que deseaba el puto final feliz, pero ahora con conseguir un orgasmo ya iba ganando, por lo que luego de tantas decepciones amorosas, me entregué al delicioso gozo del cuerpo.

Solo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora