Capítulo 45

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Lucas

Supe en el momento exacto en que ella se tensó.

No fue un espasmo, no fue el temblor dado por el clímax. Chloe se templó debajo de mí. Y esto no era una cosa que fuera a permitir de nuevo. No sería como nuestra primera vez.

Salí de su cuerpo con cuidado y el solo roce estaba a nada de hacer que quisiera volver dentro de ella, pero tenía que resolver lo que estaba sucediendo aquí. Había llegado la hora de dejar de huir como lo estaba haciendo desde que me di cuenta de lo que sentía por Cl.

Deseché el preservativo en el baño y cuando estaba regresando veía que comenzaba a taparse con la sábana con lo más ilógico que haría. Escapar.

La tomé de la cintura antes de que se fuera a la puerta. —¿Adónde planeabas ir?

—Eso no es tu asunto —me dijo de regreso.

—Resulta que si lo eres. Eres mi asunto, Cl —y la mujer que amaba también, pero aunque quería decírselo, ella no estaba lista para oírlo. Porque ahí si corriese tan lejos como sus pies pudieran llevarla.

—Lucas, no sé quién te dijo que esa faceta de macho dominante era sexy. Pero se equivocó —intentó soltarse de mí, pero no pudo—. Dios, qué insoportable eres.

—No lo sería si alguien no estuviera a punto de huir como las ratas en el titanic.

—No eres gracioso. —la llevé hasta la cama y nos senté—. No te soporto, vuelve a dejar de hablarme.

—No lo haré, Cl. Acabamos de tener sexo, el mejor sexo del mundo si te soy sincero. Hay que hablar.

Bufó, obvio que por completo enojada. —Lucas, esto no es algo que no haya pasado allá. Solo fue un polvo.

Ella lo llamaría así solo por llevarme la contraria, a veces no sabía cómo es que la aguantaba. Pero lo que para cualquiera podría significar que es insufrible, son las cosas que me hacen amarla. Ella era única. La quería con cada una de las facetas que ella era.

Estos días sin estar a su lado básicamente fueron la manera en qué pude poner en orden mis ideas y sentimientos. Luego de entender lo qué me pasaba con Chloe quise alejarme para poder saber qué hacer. Para mí era complejo entender que tenía toda una vida enamorado de ella y que hasta ahora es que me hubiese dado cuenta.

Pero, todo suena muy bonito, solo que sabía que eso no era así de sencillo. Porque cabía la gran posibilidad de que ella no sintiera lo mismo. Y eso sería matarme. Lo que sentía por ella iba más allá de cualquier sentido o lógica, me dejaba asustado como nunca.

Yo no podía perderla.

Cuarta regla de nuestra amistad rota. Los amigos no se enamoran entre ellos.

Nada de ese trato existía para mí, al menos no de mi parte. Estaba por completo enamorado de Chloe Alexandre Adams.

No se hacía fácil decirlo todavía.

Le quité un mechón de su cabello rubio y la hice mirarme. Estaba entrando en pánico al darse cuenta de que otra vez volvíamos al punto inicial de esa noche. —No vas a huir de nuevo.

—Habló el hombre que me ignoró todos estos días —ella sería igual de peleadora como siempre, pero ya yo la conocía. Sabía a qué atenerme.

—Estaba en una cura espiritual —molesté.

—Bueno, pues quedaste algo tocado de la cabeza —intentó soltarse de mí, pero la abracé más fuerte—. Lucas, pareces un chicle. Suéltame.

—No, porque en el momento en que te sueltes sé que irás corriendo a la puerta. Te conozco. —dejé un beso en su cuello a lo que ella respondió tensándose—. Tenemos que hablar —repetí.

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