Capítulo 37 +18

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Oigan Heaven de Finneas

Lucas

Recosté a Chloe contra la pared del baño, mientras que con mi mano libre empujé el botón del seguro evitando que cualquiera pudiera entrar y ver algo que no debería

Movi mi boca sobre la suya en lo que podía ser el beso más desesperado que había dado en mi vida. Y sabía que estaba bañado por la situación que ambos estábamos viviendo y lo mucho que perderíamos si acababa.

Sin embargo hoy estabamos más alla de halagos, de tomarnos el tiempo, ambos teníamos una desesperación, adrenalina corriendo por nuestras venas a raudales. El deseo por saciar era mayor que cualquier otra cosa.

Ella colocó sus manos alrededor de mi cuello y  me atrajo hacia su labios, en el mismo clamor anhelante que yo sentía. Ambos éramos electricidad pura y dura cuando nos tocabamos, pero en este momento era mucho más. Sentía que podríamos incendiar una ciudad.

Ella basculó su cadera contra la mía, el gruñido dolorido salió de mi garganta sin poder evitarlo. El sonido de la música que se escuchaba afuera acallando todo lo que estábamos haciendo en este rincón.

La alcé en brazos y ella enroscó sus piernas alrededor de mi cadera sin pedírselo. Chloe llevaba una falda, lo que hacía que sintiera el calor de su intimidad en donde nos tocabamos. Su cuerpo desesperado buscando el mío por su liberación. No podía dejar de besarla, de tocarla, tenía que tenerla.

Mi mano se fue hasta su pecho y lo apreté ganándome un gemido de ella, mientras que mi boca en su cuello encontró un camino. Probé, lamí la piel en donde su pulso latía acelerado y la olí disfrutando de su olor que me perseguía hasta en sueños.

—Me vuelves jodidamente loco —susurré contra su oido—. Lo único que pienso son las cientas de formas en que quiero joderte. Todas las posiciones, en todos los lugares posibles.

Su respiración entrecortada fue una respuesta.

—No sé qué me haces, pero vivo empalmado veinticuatro horas y solo por ti. Yo no era así.

—Luke, por favor —gimió cuando apreté más su pecho.

Bajé el tirante de su camisa y dejé un mordisco allí donde tenía la marca que le dejo la tela. Su gimoteo me mostró lo urgida que estaba de esto como yo.

Bajé ambos tirantes y me encontré con que ella llevaba una lencería del mismo color de todo su ropa. Negra. —He escuchado que las que se visten de negro van a un entierro.

—Maldita sea, Luke. Si no haces nada, te prometo que te mataré.

—Pronto.

Callé sus protestas con mi boca. Me deleité besando esos labios groseros y bastante mal hablados. Me sentía drogado por ella. Nunca he deseado tanto a nadie como lo que sentía por Chloe. 

No le mentía, estaba volviéndome loco.

Ella volvió a restregarse contra mi polla. La sensación fue dolorosa de la mejor manera, porque era con Chloe que me gustaba estar.

—Lucas, en serio. ¿Qué mierdas esperas? No te voy a pasar un memo. Fóllame.

Silencié su discurso cuando mi mano encontró la elastica de sus bragas y tiró de ella haciéndola estremecerse. 

—Maldita sea, Luke.

Rodé su braga el espacio suficiente para meter mis dedos, cuando lo hice, la encontré empapada por entero. Y no podía negarlo, un instinto de posesividad se adueñó de mí.

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