Capítulo 55

1.7K 148 16
                                    


Lucas

—Ross, felicitaciones. Tienes noventa y cinco —no había prestado atención a los últimos veinte minutos de clase. Solo supe que estaban pasando las notas de nuestros exámenes de anatomía. El cual siendo honesto dediqué más tiempo del que hubiese planeado.

Era lo que más hacia. Abrazar la carrera que había estado a punto de dejar de lado por amor.

Sentí una palmada en la espalda. —Eres un jodido genio. Ese examen estuvo horrible.

Le sonreí a Liam y seguí en lo mío, que era básicamente mirar a la nada. No me gustaba salir demasiado, salvo que fuera mi nuevo gimnasio, o al hospital donde el especialista que me acogió me enseñaba todo.

—Claro que no.

—Por supuesto, yo con mi miserable sesenta. ¿Te estás metiendo drogas?

—Si estuviera haciendo eso estaría más feliz, créeme.

No había querido sonar tan lastimero, pero mi estado de ánimo apenas iba mejorando. Los meses pasados han sido una mierda, tardé mucho antes de comenzar a tener mi vida normal.

Al principio retener hasta un mínimo de información era complicado, dormir no fue fácil por unos meses salvo que tuviera alguna medicación, por lo que al principio todo fue jodido. Sin embargo, cuando comencé a hacer muchas cosas para mantener mi cerebro ocupado, empecé a dejar las pastillas para dormir y mejoré en ese aspecto. lo que me mantiene al día hasta con mis estudios.

—Vamos a beber está noche.

—Tengo turno en el hospital.

—Dios, vives ahí cuando no estás aquí. ¿Dónde está mi amigo que nunca decía que no a una salida?

—En algún lugar de Connecticut —fuimos rumbo a la cafetería y pedimos dos capuchinos

—¿Has hablado con ella?

Negué. —No creo que sea buena idea.

—Lucas, han pasado tres meses desde que ella se fue.

—Y sigue siendo difícil.

Ella me ha escrito, preguntando como estoy, pero no contesto los mensajes. Sé que es bastante inmaduro de mi parte, pero no me sentía bien con las mentiras, mucho menos con hacerla sentir mal, por lo que era mejor que siguiera en mi trato silencioso.

Pero en la noche, antes de dormir, siempre pienso en ella y sostengo su collar que le robé en ese día en el aeropuerto. En mi paranoia a veces siento su aroma cerca. Lo que es imposible, así que me obligó a ver algo en la televisión hasta que me dé sueño y dirigir mis pensamientos a otro lado. Cosa que no era tan difícil porque estaba agotado cuando acababa el día.

—Mi hermano dice que está bien. —esa sensación en la boca de mi estómago que se parecía al odio se sintió. Los celos no se perderían así de fácil—. Si quieres...

—Ella está bien porque no me quiere. El único con el corazón roto soy yo.

—Pero...—lo corte.

—No se va a sacar el tema de Chloe. Ya basta.

Él se encogió de hombros y di gracias a Dios que lo dejara en paz.

Bebí de mi café, pensé en mi mejor amiga. No sabía lo que debía estar haciendo en ese momento, pero me la imaginaba con un montón de libros a su alrededor. Haciendo todo lo que más amaba. Me hacía feliz saber que ella estaba logrando todo lo que siempre soñó. Solo por eso valía este maldito sufrimiento.

Solo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora