Capítulo 32 (+18)

5.1K 317 16
                                    


Chloe

Apenas cruzamos su departamento, fue el momento en que todo se descontroló. tomó mi cuerpo en brazos y me recostó sobre la puerta cerrada mientras que su boca comía a la mía con ansias. Yo solo lo dejé hacer porque era lo que quería desde que me dejó ayer en mi casa y no dormí por culpa de mi decisión de quedarme en casa.

Nuestras lenguas estaban en una batalla la una con la otra, yo atraía por el pelo a Lucas acercándolo a mi boca. Una de sus manos me sostuvo de la nuca mientras que la otra seguía un camino diferente y se detuvo en mi pecho donde lo apretó logrando que yo gimiera su nombre.

Yo subí una de mis piernas a su cadera y justamente tocó el sitio en donde yo estaba latiendo como desesperada. Basculé mi cuerpo buscando la fricción necesaria mientras esperaba para sentirlo.

Él dejó mis pechos y me ayudó a subir la otra pierna haciendo que lo apretara contra mi cuerpo. Él mismo movía su cuerpo como si estuviéramos teniendo sexo. El sentir su polla dura contra mí era demasiado intenso.

Yo necesitaba tocar su pecho desnudo y halé el suéter que llevaba, su piel caliente me recibió y yo puede que lo haya mirado como una desquiciada. Pero es que su abdomen musculado era algo de lo que nunca me quejaría de mirar.

-Anoche pudimos tener esto.

-Lo bueno se hace esperar. -volví a llevar mi boca a la suya y comí de esta mientras pude. Mis manos se detuvieron en cada rincón de su piel caliente, pero cuando él rozó un punto demasiado sensible para mí, mis uñas se clavaron en su espalda no pudiendo aguantar demasiado. Lo quería mucho en mi interior.

Su mano se detuvo en el botón de mi pantalón y con un sencillo movimiento lo soltó de su ojal. Lo hacía todo con lentitud, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo, pero no quería que fuera así. Necesitaba que fuera rápido.

-Lucas, por favor.

-No, así me sentí anoche. -yo sabía que solita nos metí en esto-. Anoche me corrí tantas veces pensando que era dentro de tu coño que lo hacía.

Nunca lo había escuchado hablar así, pero eso fue suficiente para que mi sexo se contrajera de anticipación.

-¿Cuánto quieres esto, Cl?

-Mucho.

Bajó con lentitud su mano y solo al llegar a la elástica de las bragas me estaba haciendo ver estrellas, le rogaba que se apurara, pero se estaba tomando su maldito tiempo.

Metió la mano bajo la tela y oscilé contra esta. -¿Cuán húmeda estás?

Jamás pensé que tendría con él una conversación de este tipo con él, pero aquí estábamos en medio de ella. -Demasiado, completamente esperando por ti.

-Tuve una erección todo el día cuando me enviaste esas fotos.

-Solo quería alegrarte el día.

-Lo hiciste y mucho. -tan pronto como dijo eso, su mano llegó a mi hendidura hinchada y húmeda, en donde deslizó un dedo por todo mi clítoris haciéndome gemir como una perra-. Oh mi Dios, Cl.

Me tocó con perversión, acariciando mi nudo de nervios y metiendo sus dedos en mi intimidad. Mi cuerpo se sentía pesado, pero me froté contra él como una gata en celo. Ansiando el momento en que me dejara ir.

Pellizcó mi clítoris y no pude más, me corrí gritando su nombre. A la mierda si me oían sus vecinos. Ellos no sabían la muerte y vida que estaba sintiendo ahora.

Él me dejó sobre el suelo y casi me caí de no ser por él que me sostuvo. -No he terminado contigo.

-No quiero que lo hagas.

Solo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora