1) Los amigos no se celan.
2) Los amigos no se besan apasionadamente.
3) Los amigos no hacen el amor.
4) Los amigos no se enamoran entre ellos.
Esas eran las cuatro reglas que tenían Lucas y Chloe para que su amistad perdurara en el tiempo y ambos...
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Ocho años
Voy caminando con mi delicioso helado de chocolate. Estaba muy contenta porque el chocolate es lo mejor que puede haber en el mundo y con helado era aún mejor. Está súper rico mi postre y me lo gané con el sudor de mi frente. Mi mamá me dio dinero para comprarlo porque hice mi tarea bien. Me lo merezco.
Todo iba genial hasta que llega el tonto de mi vecino, nada más verlo sé que significan problemas.
—Hola, Chloe. —no sé, pero su saludo me preocupa. Y no me equivoqué cuando toma mi helado y lo tira contra el suelo.
—¿Eres idiota o qué?
—Tú eres tonta, y no ves por dónde caminas. —antes de que pueda salir corriendo, alcé mi puño y le di en toda su nariz—. Me diste en mi nariz.
—Por estúpido. —y me fui dejándolo con la cara sangrando. Por imbécil le pasan las cosas.
Doce años
Hoy tengo mi primer día de clases en la secundaria, y estoy muy contenta porque ya soy más grande. Ya dejé la escuela y puedo sentir como la popularidad se abre paso en mí. Será una nueva vida, una nueva Chloe.
Mi mamá me compró un lindo vestido, para que fuera el primer día, me sentía como una de esas chicas populares de las series de televisión. Aunque bueno, no debería divulgarlo mucho porque mi mamá no me deja ver esos programas porque según son para niñas más grandes que yo. Aunque siempre he querido ser una Blair Waldorf.
Todo iba viento en popa, mi pelo rubio está en su sitio y nunca había usado algo tan lujoso como este. Estoy lista para mostrárselo a mis amigas y hablarles de las vacaciones que tuve en casa de mi abuela. Fueron la mejores del mundo.
Iba pensando en eso rumbo a la parada del autobús que no me di cuenta que estaba caminando a mi lado la criatura de mis tormentos. La persona que dañaba mi tierna alma.
Lucas Ross
El inepto se colocó al frente de mí impidiendo mi paso. —¿Para dónde vas tan fea? ¿A la escuela de payasos?
Ugh, lo odio con todo mi ser.
Yo lo empujo para quitarlo de mi camino. — ¿Tú vas para dónde? ¿A la de idiotas?
—Estás muy fea. Serás la burla de todos. —No lo soporto.
—Y tú seguirás siendo un inútil. —me quité antes de que pudiera ver mis lágrimas. Lo odio con todo mi corazón.
Llegué al autobús y noté que todos los puestos estaban ocupados, Jessica, la que era mi mejor amiga estaba sentada con otra chica la cual hablaba muy divertida ambas. Me coloqué delante y las saludé. —Está ocupado —dijo.
