Capítulo 22

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Chloe

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Chloe

Abrí los ojos lentamente haciéndome una idea de dónde me encontraba en este momento. Mi cabeza era una laguna de inconciencia, mejor dicho, un mar, tenía muchas cosas que mano recordaba bien, pero sabía que ayer estaba bastante enojada y triste.

Me enfoqué en la persona que estaba dormida bajo de mí y mi respiración se paró al ver que se trataba de Luke. No debería ser así. Nosotros éramos amigos, los amigos no debían dormir en la misma cama, no se tenían que sentirse como yo me sentía con respecto a él.

Tenía dentro de mí una revolución de hormonas y de mariposas en mi estómago. No debería serlo, volvimos con las reglas. Ya no podíamos dejarnos llevar por las ganas porque eso solo nos arrojaría a dejar nuestra amistad de lado, porque no me gustaba ese rollo de amigos con derechos.

Pero pensar en que no volveré a tener esa conexión me dejaba bastante mal. Yo quería, pero él miedo de que todo saliera mal me ganaba. Porque seguir teniendo sexo así y que en algún momento acabase solo podía conllevar a que también acabase nuestra amistad. Y yo eso no lo podía permitir.

Anoche cuando llegó solo pude refugiarme en sus brazos como siempre. Era increíble que cuando yo me encontraba en caos, Lucas siempre lograba calmar mis demonios. Eso no era desde que éramos amigos, sino que pasaba desde mucho antes cuando no nos tratábamos. Siempre estaba cuidándome y me defendía cuando todo me lastimaba.

Hablamos del tema escabroso que éramos nosotros teniendo "eso". Y pensé que sería más incómodo, de verdad creía que me odiaría, pero fue fácil. Fue como si no hubiese ocurrido, se sentía normal pese a que era un desastre que no podía repetirse. No quería tentar a la suerte y que algún día todo se volviera raro entre nosotros. Mejor cortar antes de que las cosas se salieran más de control.

No podía negarlo, mi cabeza estaba llena de recuerdos de esa noche. De la forma en que nos movíamos, nos besábamos, la manera en que nuestras manos se entrelazaban. Pero eso tenía que quedar ahí, en nuestras cabezas. En algún momento Luke tendría una novia y yo no quería que estuviera en medio la cosa esa de que si nos acostamos o no.

No importa que se haya sentido como lo más excitante de toda mi vida.

Incluso ayer en la noche, cuando no podía dormir, pensaba en lo mucho que me gustaría tener de nuevo sexo con él.

Era tan jodido.

Si no hubiese pensado las cosas bien antes de tocar su puerta, eso habría pasado. Pero dije que no. Que no podía estar en ese plan. Yo tenía que ser al fin una mujer adulta pensante y dejar las cosas estúpidas al lado.

Ayer lo busqué para dormir, dormir en el sentido bíblico de palabra. Lo necesitaba porque mi cabeza era un cúmulo de pensamientos que no me dejaban en paz. Así que estar a su lado permitió deslizar el interruptor y calmar mi ansiedad.

Lo volví a mirarse removió en sueños, pero no despertó. Yo aproveché de mirarlo, era tan lindo. No servía que fuera tan guapo, el desgraciado era un pecado para la vista. Pero no era sólo eso, su dulzura me tenía ahí en sus manos. Luke no era como los demás hombres. No conocía a otro igual. Era como si Dios lo hubiese hecho y después rompió el molde luego de él.

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