Chloe:
No se sí hay alguien que la embarre más que yo en la vida, pero estoy segura que no existe semejante ser. Es que donde pongo el pie, la cago. La mujer mosca, deberían de llamarme, porque soy un desastre y aparte que molesto a todo mundo. Al igual que las moscas que nadie las soporta.
Pero es que yo soy una cosa bien bárbara, estoy peleada con Luke, pero esta vez no por algo que hubiese hecho él, sino que yo solita me metí en este asunto escabroso. Lo tomé con ambas manos y me fui con él hasta Villa Locura. Que es mi residencia desde que dejé el apartamento de Luke esa mañana.
Es que no pensé las cosas bien, bebí mucho y mi boca lanzó lo primero que dijo. Además, estaba dolida por otros motivos que no quería aceptar. Así que entré en crisis y lo lastimé con mis acciones, no pensé en mis actos, solo lancé un poco de bestialidades y lo lastimé. Lo vi en sus ojos, esos ojos marrones se entristecieron por mi culpa.
Agh, soy una mensa.
Ahora estoy en mi cuarto mirando el techo, no sabiendo qué hacer para que me disculpara. Pero es que la situación era bastante compleja. Estaban mudando las cosas para algo que me aterraba sobremanera.
Yo no podía estar generando un enamoramiento platónico hacia mi mejor amigo, o sea, era una persona que había sido mi hombro para llorar, el chico con el que crecí y que me ha visto en mis peores momentos. Puede que existiera una especie de tensión entre nosotros cuando discutíamos, pero eso no quería decir que fuera sexual. Solo eran dos temperamentos fuertes entrando en colisión.
Pero esa última noche, esa última noche fue del asco.
Porque lo deseé, incluso cuando me acosté con ese otro chico, a mi mente llegaba él y nada más que él. Se estaba haciendo dueño del ochenta por ciento de mis pensamientos diarios y eso me estaba trayendo problemas en la vida, en todo.
Esperaba ya que este semestre terminara, así poder irme a mi casa y abrazar a mi hermano que estaba por llegar. Alejarme un poco de Luke, que aunque vivía al frente, nos veíamos mucho menos cuando estábamos en Gulf Shore. Ahí cada quién salía por su lado y teníamos más amigos de nuestro tiempo en bachillerato.
Al menos él. Yo era más sola que Hitler el día del amigo.
La cosa es que me sentía mal. Tenía un mensaje gigante escrito en mi teléfono listo para enviárselo, pero me daba una vergüenza atroz. Además, él no se había conectado en los últimos dos días, lo que me hacía pensar en que estaba ocupado.
Ocupado odiándome.
Nosotros siempre habíamos discutido con anterioridad. Peleas como "¿quién se comió mi gansito?" o "¿Por qué llegaste tarde?". Pero nada como esto, parecía el final de una bella amistad de cuatro años. Una amistad que se acababa por mi culpa.
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Solo amigos
Romansa1) Los amigos no se celan. 2) Los amigos no se besan apasionadamente. 3) Los amigos no hacen el amor. 4) Los amigos no se enamoran entre ellos. Esas eran las cuatro reglas que tenían Lucas y Chloe para que su amistad perdurara en el tiempo y ambos...