ESPECIAL GIDEON 10 K

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Para quien no se acuerde(es decir, la mayoría, porque hace SIGLOS que debería haber publicado esto...), este especial es de la opción 6. Es decir, del final de Zafiro, esa escena tan dramática en que Gideon le dice a Gwenny que sólo ha estado fingiendo...

Reitero mis disculpas por el retraso y escribo.

Espero que os guste!!!!

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Dedicado a mi prima por su idea y a @Veka_Porras porque sin ella no lo hubiera podido escribir :( sigo sin los libros...

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Íbamos increíblemente tarde, y el imbécil que nos guiaba no nos hacía ir más deprisa, precisamente. Además, el cuaderno que llevaba en el bolsillo, supuestamente escritos secretos del conde, me pesaban más a a cada paso. ¿Debía contárselo a Gwendolyn? Últimamente habíamos tenido problemas, pero parecía que a partir de ahora nuestra relación se iba a estabilizar. Desde luego, yo no pensaba volver a ocultarle nada. Ya habíamos visto lo mal que nos iba trabajando por separado.

-A partir de aquí seguiremos solos-dije al llegar al pie de la escalera. Lo suficientemente lejos para que el conde no sospechara nada raro.-Por favor, salude al Marquis de mi parte!-añadí por encima del hombro.-Qui nescit dissimulare nescit regnare-dije, y los dos guardias se apartaron, dejándonos pasar. Le puse la mano en el hombro a Gwen para dejarla pasar. Se me escapó una sonrisa. ¿Qué demonios tenía esa chica que me afectaba así?

-¡Vamos, tenemos dos minutos como máximo!-añada, agarrando una antorcha de su soporte. Me esperaba que ella estuviera más alegre, sobre todo después de declararme en el pasillo, un párr de horas antes, que hiciera algún comentario sarcástico de los suyos. Pero se mantuvo en silencio. Ni siquiera sonreía.-¿Ya sabes lo que significa la contraseña?-pregunté. Tal vez así hablara, porque apenas había dicho un par de palabras desde que había salido de hablar con el conde.

-No-dijo, mirándome a los ojos. Tal vez la entrevista con el conde la había hecho pensar y por eso estaba tan seria. No debía de ser nada grave.-Pero he descubierto otra cosa-añadió. De repente, se paró en seco.-¿De quién es la sangre de tu ropa?-preguntó. Sentí un tirón en el estómago. No podíamos permitirnos una parada, era demasiado tarde y no quería que Tío Falk nos echada la bronca por llegar a otro sitio que no fuera el sótano. Tenía que leer lo que fuera que me había dado Paul.

-Quien no sabe disimular, no sabe reinar. Luis XI.-contesté. Si le explicaba lo de la sangre antes de llegar al sótano nos quedaríamos en el pasillo para siempre, conociendola. Exceso de preguntas.

-Que apropiado-dijo, bajito, tan bajito que no sabía si pretendía que yo lo escuchara. No le di importancia al comentario, entre otras cosas porque ya habíamos llegado al sótano.

-La verdad es que no tengo ni idea de cómo se llamaba el tipo cuya sangre mancha mis ropas. Seguro que Madame Rossini se pondrá furiosa-dije imaginando, he de admitir que con cierta diversión, a la modista enfadada.

Abra la puerta del sótano, dejé la antorcha en un soporte, aún un poco hiperactivo por la adrenalina del encuentro con lord Alastair, yvtiré de Gwendolyn a detrás de la mesa, donde no habría nadie ni nada con que chocarse al volver al siglo XXI. Allí, soltándole la mano, le pasé la manonpor la cintura y la atraje hacia mí. Sus enormes ojos azules me miraban muy abiertos, con expresión de cordero degollado. Fruncir el ceño, intentando averiguar por qué me miraba como si fuera a desaparecer de un momento a otro. Como, en efecto, era el caso. Claro que ella me seguiría segundos después...

-¿Cómo ha ido la conversación con el conde?-le pregunté. Tenía cierta intuición de que su expresión tenía algo que ver con la entrevista. Y después de la cara blanca de la primera vez que le vio, por muy bien que se hubieran llevado ayer en la soireé, me creía cualquier cosa.

DIAMANTE -borradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora