Gideon me apartó un par de mechones de pelo de la cara con cuidado. Suspiré, acomodándome sobre su pecho e intentando terminar de tranquilizar mi respiración. Notaba los latidos de su corazón acelerado junto a mi oído. Su mano reptó hasta engancharse a mi cintura.
-¿Estás bien?-preguntó bajito. Yo sonreí. Sonaba realmente preocupado. Así que alcé un poco la cara y susurré en su oído:
-Nunca he estado mejor.
No la vi, pero sí noté su sonrisa junto a mi mejilla. Después acomodé mi cuerpo al lado del suyo, con sus manos rodeándome y acariciándome despacio, y cerré los ojos, embargada por la felicidad.
Me dio frío y me incorporé un poco para cubrirnos con el gurruño de mantas que había a los pies de la cama. Aún con cuidado para que no me viera demasiado abiertamente.
-¿Sabes que tienes una espalda preciosa?-comentó como quien no quiere la cosa, bajando un dedo por mi columna haciéndome reprimir un escalofrío. Le miré sonriendo y me acurruqué junto a su cuerpo.
-No suelo ir por ahí enseñando mi espalda a la gente, ¿sabes?
-Y no sabes lo que me alegra eso. O lo bien que le sienta a mi ego masculino.
Me puse tan roja que estaba segura de que se había dado cuenta incluso en la oscuridad.
-Tienes suerte de que esté demasiado cansada para contestar a eso. Pero mañana te la llevas.
Noté la cama temblar con sus carcajadas. Le pegué un puñetazo amistoso. Pero no podía dejar de sonreír como una idiota. Lo bueno era que él tampoco. Claro que él no parecía un idiota...
Al rato se movió, apoyándose en el codo y mirándome desde lo alto. Yo me hubiera movido, pero estaba demasiado hecha polvo para sacudir un solo dedo.
-¿Dónde vas?-pregunté algo preocupada. Le conocía bien, sabía que en cualquier momento podía desaparecer, aunque me hubiera prometido que no lo haría. Pero sonrió.
-A ninguna parte. A ninguna parte-y me dio un beso en la espalda. Tan suave que apenas se notó. Suspiré y me acomodé, hundiéndome aún más en la nube de almohadas, sábanas y mantas blanditas.-Nunca.
Sentí que me llenaba aún más de alegría. Un poco más y reventaría. Ni siquiera el hecho de que estuviera agotada física y emocionalmente o que el conde estuviera suelto lograban pinchar mi burbuja de algodón rosa y ojos verdes. Llevó las manos a mi (probablemente hecho un desastre) peinado y me soltó las horquillas una a una, dejándolas caer al suelo. Luego deshizo la trenza con sus largos y pálidos dedos y dejó que mi pelo cayera por las almohadas.
-Dijiste que los Vigilantes habían tomado una decisión...-recordé de pronto. Me puso un dedo en los labios.
-No hablemos de los Vigilantes, ni del conde, ni del cronógrafo. Esta noche no. Sólo tú y yo, ¿vale?
Asentí lentamente y me dejé llevar por la sensación de sus manos cálidas en la piel de mi espalda y sus labios acariciandome a ratos los hombros, o la espalda, o el cuello. Estábamos en silencio, pero era un silencio cómodo y tranquilo, no como esos silencios tensos e incómodos que había entre nosotros al principio de nuestra relación. Me gustaba más este Gideon que aquel que me había llamado"mediocre", sin duda.
-¿Puedo seguir interrogándote sobre tu vida por dónde lo dejamos ayer noche?
-Si te hace ilusión...-contesté amodorrada.
Entre risas se dejó caer a mi lado.
-Veamos... Algún tema que no te haga pensar mucho, que tienes pinta de haber mutado en pudin...
![](https://img.wattpad.com/cover/30622633-288-k268202.jpg)
ESTÁS LEYENDO
DIAMANTE -borrador
FanfictionTodos conocemos la preciosa historia de Gideon y Gwendolyn. Pero, ¿Qué pasa después de Esmeralda? ESTA HISTORIA ES UN BORRADOR. LA VERSIÓN FINAL ESTÁ EN MI PERFIL BAJO EL MISMO NOMBRE. CUANDO ACABE DE SUBIRLA PROBABLEMENTE ESTA SEA ELIMINADA PARA EV...