ESPECIAL GIDI 30 K!!!!!!!!!!

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Este especial va dedicado a todas vosotras por hacer esto posible. De verdad, sois las súper mega mejores! Os merecéis un Gideon por navidad!!!!!!
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Este va a ser sobre...me quedó sin ideas. Comentad alguna, por favor!!!!! Lo haré sobre algo realmente guay, por ser los treinta K. Por ejemplo... no se.

Tras una discusión en el grupo ST, he decidido hacer la idea de allviii a quien le dedicó este especial , es decir, cuando Gideon amenaza a Lucy con la pistola...

Bueno, vamos a ello!
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-Yo también se lo digo siempre-dijo una voz masculina. Me giré de golpe para ver quién había hablado. Aunque ya lo sabía. Paul, sus ojos, iguales que los de tío Falk, brillando, inteligentes.-Margret, le digo, cpmetes un error al confiar en las personas equivocadas. Oh, eso tiene un aspecto delicioso. ¿Son para nosotros?

Le miré, los ojos entrecerrados, intentando averiguar qué demonios hacía allí. Mejor dicho, que demonios hacía allí A LA VEZ que nosotros.

-¡No des un paso más!-dije, agarrando a Gwen y metiéndola tras mi cuerpo sin apenas darme cuenta. Paul tuvo el desparpajo de seguir andando y alzar una sóla ceja.

-Sólo voy a coger un sándwich, so no tienes inconveniente.

Todas más alarmas resonaban dentro de mí cabeza.

Tienes que salir de aquí. Y sacar a Gwendolyn de este lugar. Ya.

-Sírvete tranquilamente -dijo Lady Tilney, con su característica calma, antes de abandonar la habitación. Pese a lo disimulado del acto, me di cuenta perfectamente de que el mayordomo se plantaba en la puerta con aire de gorila de discoteca. La situación empeoraba por momentos. Agarré un poco más fuerte a Gwendolyn, mientras soltaba un par de maldiciones jugosas por lo bajo.

-No debéis preocuparos por Millhouse. Aunque dicen que una vez le partió la nuca a un hombre por descuido, ¿no es así, Millhouse?

Agradable. Muy agradable.

-¡Gwendolyn Sepherd!-dijo entonces, percatándose de la presencia de Gwen tras de mí.-Es un...placer para mí conocerte.

Hubo algo en si voz que no fui capaz de identificar. No me agradó nada, y la aparté de su camino cuando alargó las manos para saludarla con aire afable.

-¡No la toques!

Mis sospechas cada vez eran más fundadas. Seguro que tenía una jeringuilla escondida en la manga, o en el bolsillo del pantalón, o en...

-¿De qué tienes miedo, muchacho?

Había algo en sus ojos, algo oculto y doloroso.

-¡Sé muy bien lo que quieres de ella!-dije apretando los brazos en torno a la cintura de Gwen . No dejaría que se acercara más.

-¿Sangre?-dijo él, mientras se metía uno de los sándqiches en la boca. Luego me enseñó las manos, vacías. Ni que fuera estúpido.-¿Ves? Ninguna jeringa, ningúm escalpelo. Y ahora, deja a la muchacha, la estás aplastando.

Como si te importara.

-Mi nombre es Paul, Paul de Villiers-dijo entonces mirando a Gwen. Ella no pareció muy sorprendida.

-Ya lo imaginaba. Usted es el hombre que indujo a mi prima Licy a robar el cronógrafo. ¿Por qué lo hizo?

La mueca de incomodidad de Paul fue algo que nunca olvidaría. Y, probablemente, mi expresión de sorpresa, también habría resultado inolvidable. Era la décima vez que Gwendolyn me sorprendía con alguno de sus comentarios.

-Encuentro raro que me trate de usted-respondió Paul desviándose del tema hábilmente.

¿Por qué?

DIAMANTE -borradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora