capítulo 55

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Soy un desastre, no he podido subir hasta hoy :'( pero intentaré arreglar eso en cuanto vuelva de Madrid el miércoles vale? Vale. Venga, pues a por el siguiente cap. El especial lo subo pronto, es que estoy un pelo bloqueada...
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"La muerte no puede detener el amor verdadero, solo puede retrasarlo un poco"
- 'La Princesa Prometida'
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La cena acabó sin ninguna catástrofe demasiado desastrosa. Vale, me tiré una cucharada de salsa en el vestido, y vale, me tropecé con la silla al levantarme para ir al baño, armando un jaleo espantoso y haciendo que todos en la mesa se callaran y me miraran.

Pero, aparte de eso, todo fue bien. No hablaron de finanzas internacionales, ni se comportaron como cretinos machistas. Bueno, tal vez un poco sí. Pero menos que de costumbre. Me dejaron hablar tranquila con Leslie mientras ellos hablaban, y no fue hasta el postre que realmente empecé a prestar atención a lo que decían los Vigilantes. Por culpa de una bolita de pan que acababa de lanzarle Raphael a Leslie muy "disimuladamente" y que se había desviado bastante de su trayectoria original. Gideon le dirigió una mirada capaz de enviar a alguien al cementerio instantáneamente, y no precisamente a llorar la muerte de alguien.

-...por supuesto, habría que enviar a alguien a comprobar si eso es cierto...

Los Vigilantes seguían hablando, asintiendo solemnemente a las palabras de Falk.

-¿El qué es cierto?-susurré al oído de Gideon.

-Que el conde esté en Toscana-contestó mirándome con cara de incredulidad. Le devolví la misma mirada.

-¿De verdad que están tán lejos de la verdad? Él está aquí, en París -susurré en respuesta.

-Hemos encontrado su rostro en una foto del periódico regional. ¿Es necesaria más comprobación que esa?-intervino otro hombre.-Está bien, hemos aceptado que nos ha engañado. Se ha alejado de nosotros, no va a matar a nadie desde allí. Simplemente, con controlar que no se acerque a Londres o París es suficiente ¿no?

El hombre nos dirigió una mirada a Gideon y a mí. Le devolví la mirada, todo lo fría que pude. El conde no estaba en Toscana. Estaba en París, vigilándonos de cerca y estudiándonos. Y divirtiéndose a nuestra costa, seguramente.

-Se comprobará. Verle entre las miles de caras de una foto multitudinaria en un periódico no nos asegura nada. Aparte de que ya nos ha demostrado lo fácil que le resulta cambiar de aspecto...

Gracias, Mr George. Aunque no servirá de mucho el viaje del pobre detective o lo que sea.

Raohael y Leslie seguían lanzándose bolitas de pan apelmazado, y, al parecer, nadie se daba cuenta. Miré a Gideon, consternada.

-Los Vigilantes no van a durar mucho así...-murmuró Gideon.-Sin el incentivo de salvar al mundo...

Torcí la boca. Sabía que tenía razón.

-Está bien. Se comprobará-terminó transmitiendo el otro hombre. Pero bajó la mirada a su plato con pastel de chocolate como si tuviera una rana muerta. O tal vez simplemente no le gustara el chocolate. Quién sabe.

Me mordí el labio con fuerza. En segundos, en la mesa se podrían escuchar suusrros de todos los presentes expresando sus opiniones y sus quejas. Malditos Vigilantes quejicas, estúpidos, egocéntricos y... Gideon me pasó un dedo por el labio, haciéndome dejar de morderlo.

-Ven, vamos.

-¿Donde?-le miré sin entender nada.

-No podemos irnos de París sin bailar, ¿verdad?

-Tú y tu obsesión por el baile...

Pusimos los ojos en blanco a la vez, y me tuve que levantar y tomar su mano.

DIAMANTE -borradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora