capítulo 43

1.1K 39 0
                                    


-¿Chicos? ¿En serio?-la voz incrédula de Raphael me hizo rrmoverme en la cama.-Esto es increíble...

Abrí un ojo, lentamente, para verlos a él y a Leslie mirándonos desde la puerta. Leslie parecía estar a punto de empezara a reír a carcajadas, y Raphael tenía una expresión de incredulidad realmente hilarante.

Gideon sacó un brazo de debajo de las sábanas y lanzó una almohada hacia la puerta. Como tenía los ojos cerrados, obviamente, falló.

-Raphael...largo.

-Chicos, son las doce de la mañana. Hemos tenido que pedir llaves de la habitación porque no cojíais el teléfono ni respondíais a los toques de la puerta-dijo Leslie. A mí, personalmente, me daba igual.

Me rempví en la cama, haciendo que varios papeles crujieran bajo mi cuerpo. Ah, cierto, teníamos lugares posibles para la profecía o lo que fuera. Me medio incorporé, ya más despierta, pero Gideon seguía sin moverse. Leslie se adentró en la habitación y descorrió las cortinas, llenando el dormitorio de tanta luz que tuve que taparme los ojos.

-En serio, ya habíamos pasado de la teoría de la noche loca a la de que os habíais suicidado... ¿y resulta que lo que hicisteis anoche fue seguir romiéndoos la cabeza con esos estúpidos versos?

Raphael parecía realmente sorprendido. Gidoen pareció despabilarse un poco y abrió los ojos.

-Deduzco que nos hemos quedado sin desayuno, ¿no?-preguntó haciendo caso omiso de su hermano.

Entonces me percaté de la otra figura que nos miraba con una sonrisita graciosa en el morro.

-Que, otro paseo al pajar, ¿no?

Puse los ojos en blanco.

-Esta habitación no puede parecerse menos a un pajar-susurré mientras Gideon se estiraba y empezaba a recoger papeles de la cama y el suelo. La gárgola empezó a partirse de risa.

-De hecho, con eel desorden que habéis montado, se parece bastante...

Se me escapó una sonrisa que no le pude ocultar y le pasé el móvil, que brillaba con un no tón de llamadas pérdidas de su hermano, a Gideon.

-¿Cuarenta y siete llamadas? Wow...-dijo él al desbloquearlo para limpiar el registro.

-Ya he dicho que estábamos preocupados...

...

Un rato más tarde estábamos sentados en medio de la enorme explanada de césped que hay junto a la Torre Eiffel, rodeados de papeles y con una cesta de picnic. Sin desayuno previo. Alargué una mano hacia la comida, i tentando capturar al menos una galleta, pero Leslie me pegó un golpe en la mano.

-¡Ni se te ocurra!

-¡Que no he desayunado!

-Ahh, mala suerte... Venga, coje una galleta, pero sólo eso...

Sonriendo, me aparté el pelo, aún húmedo de la ducha, de la cara y agarré mi galleta.

Gideon estudiaba una copia que habíamos robado de la sede de los Vigilantes de las notas de los gemelos de Villiers, quienes en teoría habían sido los que habían estudiado el cronógrafo más a fondo:contingente temporal, nada de llevar seres vivos al pasado, etc. Por suerte el edificio de la Logia en París también tenía pasadizos secretos, y Gideon había explorado la mayoría, lo que nos había permitido entrar y salir sin ser notados con un enorme fajo de libros escondido en la cesta de picnic. Que pesaba tanto que habían tenido que llevarla Gideon y Raphael entre los dos. Anales de los Vigilantes, notas de investigaciones, copias de las profecías...habíamos arrasado por completo la biblioteca. Ojalá que nadie importante entrara en ella hasta que pudiéramos devolverlos. Y menos mal que en París apenas había Vigilantes, porque habíamos recorrido prácticamente todos los pasillos del edificio con nuestra ultra-pesada cesta de picnic. Y menos mal que habíamos convencido a Rapahel de que pintarnos la cara de negro sólo nos haría parecer más sospechosos.

-¿Tu casa, Gwenny? ¿En serio?-preguntó Leslir, que estaba revisando todas las notas de la noche pasada con Raphael. Yo se supone que estaba analizando los Anales de años recientes en busca de cualquier tipo de rastro del conde, pero esa había resultado ser la tarea más aburrida con diferencia, y tenía hambre.

-Eh, esa página la has pasado sin leerla-me dijo Xemerius. Le miré, asesina.

-¿Por qué no lo lees tú también, entonces?

-Oh, lo siento pero los comentarios sobre el tiempo y las contraseñas latinas que se invente una persona que rima como un borracho no me interesan mucho...

Le dirigí una mirada condescendiente.

-Tu casa, descartada. ¿A quien se le ocurrió esa idea tan estúpida?-dijo Leslie alternando la mirada entre Gideon y yo.

-Es un sitio bueno, se ajusta a lo de obvio pero inesperado bastante bien...

-Sí, y la oscuridad viene a ser Charlotte, ¿no? O la tía Glenda...-soltó Xemerius, que parecía encantado con la idea.-Pero creó que como luz...ahí tenemos más problemas, el conde no sabe que yo estoy allí...

No pude evitarlo y solté una carcajada al oír a Xemerius comparándose con la luz.

-Pero...a los demás no.-dije disimulando. Todos me miraban como si estuviera loca.-Siguiente.

Pasé otra página del libro sin leerla. Era increíblemente aburrido. Y la gelleta no me había quitado el hambre.

-Gwen, no hemos intentado elapsar más del contingente temporal nunca, ¿verdad?-preguntó Gideon. Negué con la cabeza.

--Deberíamos intentarlo. Tal vez sea una invención del conde para controlar mejor nuestros viajes, que no nos escapemos a su control pudiendo elapsar más tiempo del que saben los Vigilantes...

-Podría ser, pero ¿cómo explicas que, si es un engaño, este documentado de una forma tan oficial? Seguro que había alguien esperando a que los gemelos volvieran de su salto, y no es como si un libro tan importante pueda aparecer de la nada enmedio de la biblioteca de los Vigilantes y que estos le hagan tanto caso...

Él asíntió con el ceño fruncido.

-Aún así, deberíamos probarlo alguna vez..-añadí, bajando la mirada a los Anales. Eran una copia escaneada página por página de los originales de Londres, por lo que no me sorprendió encontrar la firma del abuelo Lucas al pasar la página.

DIAMANTE -borradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora