capítulo 41

1.4K 57 7
                                    

Bueno, ya estoy más tranquila...es que el otro día me costó horas que se publicará todo, que demonios...y se me borraba y de todo. En fin...

Y que sepáis que hoy tenéis capítulo porque me van a reventar el móvil a base de ardillas, monos y...sí, ya se han unido incluso los koalas y los ositos... Y no puedo sino agradecéroslo, por vuestro apoyo, los buenos ratos (y la presión). OS quiero ST!!!

ATENCIÓN:CAPÍTULO...COMPLICADO. PARADOJAS ESPACIO TEMPORALES, LÍOS DE TODA CLASE Y CONDICIÓN...LEER SÓLO EN ESTADO DE ABSOLUTA CONSCIENCIA Y CORDURA SI SE QUIERE ENTENDER ALGO...DUDAS (MUY POSIBLE QUE HAYA MÁS DE UNA) EN COMENTARIOS O POR PRIVI) Y PARA QUE TENGA SENTIDO...TENGO QUE DESTRUIR ALGUNAS DE LAS LEYES TEMPORALES DE LOS LIBROS ORIGINALES. SORRY.
----------------
Si alguna vez te encuentras a ti mismo en la historia equivocada, vete.
-Mo Willems
.............
Sí, era el conde. Apoyado desinteresadamente en el tronco de un árbol y mirando el reloj de bolsillo como si estuviera esperando el tren. Del susto me eché hacia atrás tan deprisa que posé a Gideon y estuve a punto de caerme. Por suerte me sujetó a tiempo.

-Vaya vaya, que sorpresa...

Tenía razón. Iba un paso por delante en TODO. Sabía que íbamos a estar allí, si no, ¿para qué iba a tomarse la molestia de matar al cochero? Bueno, visto lo poco que pesaban las muertes sobre su conciencia, en verdad le debía de dar un poco igual.

Gideon me empujó detrás de su cuerpo.

-Qué quieres, William.

Mi ex-profesor rió.

-Sólo hacer un par de comprobaciones. De hecho, debo de estar a punto de saltar de vuelta. Claro que no os diré a qué año...

Por supuesto. En parte, también era predecible. Que no usara el año en que nos veía de base. Sería todo demasiado sencillo. Intenté avanzar hacia él, pero Gideon me lo impidió agarrándome de la mano. No me volvió a soltar.

El conde volvió a reír.

-Sois tan adorables, cogidos de la mano...

Gideon entreveró los ojos, y noté que me apretaba más la mano.

Abrí la boca para decir algo, pero en realidad, no tenía nada que decir. El conde hablaba mucho, y era más fácil sacarle información escuchando que preguntando. Volví a cerrar la boca ante la mirada curiosa de Gideon.

-OS preguntaréis que hago aquí...

Y, de nuevo, tenía razón. Iba a hablar y a explicárnoslo todo él solito. Genial.

-De hecho, no-contestó Gideon. Le miré, asombrada. ¡Nos los iba a explicar, por que le cortaba!-Para demostrarnos que vas por delante, que tienes poder, etcétera, etcétera, etcétera. Una jugada muy previsible. La llevaba esperando mucho tiempo, claro que era obvio que ibas a esperar a que estuviéramos los dos juntos... Predecible.

Le vi apretar la mandíbula, furioso, cuando la única reacción del conde fue una sonrisita soberbia.

-Por supuesto. Una pena que no hayas podido volver antes a Londres, suelo preferir jugar en terreno conocido, pero...ah, es cierto. Tu madre está en coma. Qué pena.

Sujeté a Gideon, fuminándole con la mirada, cuando intentó dar un paso hacia Mr Whitam.

-No, no te preocupes, ya me voy...pero nos volveremos a ver, queridos chicos.

Tragué saliva. Su expresión no era la de alguien que te va a volver a ver, darte un abrazo e invitarte a un té. Más bien, la de alguien que te volverá a ver mientras mira tu casa arder con una sonrisa de psicópata.

DIAMANTE -borradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora