Sin siquiera decírselo a Falk o a cualquiera de los Vigilantes, ni tan siquiera a Raphael y Leslie, entramos tranquilamente en la sala del cronógrafo. Bueno, tranquilamente no. Al menos yo no podía dejar de morderme las uñas, por mucho que Gideon me las cogiera y me las apartara de la boca con su expresión seria e indescifrable de cuando pasaba algo grave.
-¿Te Sabes la fecha de memoria?-pregunté al ver que introducía los datos en el cronógrafo.
-Después de todos los follones en los que nos hemos metido por esto, no es algo que vaya a olvidar con facilidad-contestó mirándome con las cejas alzadas bajo un mechón de pelo oscuro que salía de debajo de la peluca que había cogido del desván lleno de vestidos de Madame Rossini, de donde había sacado también mi vestido, el primero que me puse, de flores cremas, para ver al conde. Aunque sin la ayuda de la modista para peinarme y maquillarme, tenía bastante peor aspecto. Me parecía bastante al profesor Slughorn disfrazado de sofá en la sexta película de Harry Potter, de hecho. Con estampado de flores en lugar de rayitas azules y blancas. Pero Gideon me había despertado después de conseguir la ropa, así que no me quejé. De todos modos, no era como si fuéramos a una fiesta. Íbamos a un funeral.
-Oye, yendo a un funeral, ¿no sería mejor ir de negro que con estos...arcoirirs andantes?-pregunté. Gideon negó con MMA cabeza y extendió la mano.
-Cuanto menos se nos relacione con el conde de Saint Germain, mejor que mejor. Somos turistas franceses de paso por la ciudad.
Alcé una ceja.
-¿Franceses?
-Revolución francesa. Muchos aristócratas fueron a países cercanos, viendo la que se iba montando. Sobre todo a Inglaterra.
No me había entendido bien.
-No, digo. ¿Franceses?
Ahora sí me entendió.
-Bueno...sólo no hables mucho y asiente con la cabeza a todo lo que yo te diga. Tampoco va a haber mucha gente,¿sabes? El turismo no existía, propiamente dicho.
-Está bien-suspiré- Vamos. El siglo dieciocho nos espera.
Le di la mano para que metiera mi dedo en el compartimento del rubí. En lugar de eso, se llevó mi mano a los labios y le dio un suave beso.
-Puedo ir solo.
Negué con la cabeza.
-Está bien. ¿Lista?
-Si tú lo estás.
-No lo estoy, ni de broma.
Pero desaparecí en un torbellino de luz rojiza de todos modos.
Gideon aterrizó justo detrás de mí un par de segundos después, y arrugó la nariz al respirar el aire enrarecido de ese maldito sótano. De repente escuché algo, y me giré de golpe hacia el ruido. La linterna del móvil de Gideon iluminó a una rata, una de esas gorda de ojos rojizos que me daban tanto asco, justo en la puerta.
-Tranquila, sólo es otro de esos bichos-dijo Gideon. Pero vi como apartaba la mano de la empuñadura de la espada lentamente.
-¿Cual es la contraseña de hoy?-pregunté mientras Gideon apartaba un poco la mesa para que mi enorme vestido cupiera hacia la puerta.
-Adivina-dijo Gideon, con cierto aire irónico. Pensé un momento, pero no se me ocurría nada.
-Réquiem-contestó. Oh. Claro.
-Ah.
-Ven. Ahora son las cinco. Westminster cerrará a las seis. A esa hora podremos acercarnos al ataúd y coger lo que sea que haya dentro sin mucho problema, se supone.
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DIAMANTE -borrador
FanfictionTodos conocemos la preciosa historia de Gideon y Gwendolyn. Pero, ¿Qué pasa después de Esmeralda? ESTA HISTORIA ES UN BORRADOR. LA VERSIÓN FINAL ESTÁ EN MI PERFIL BAJO EL MISMO NOMBRE. CUANDO ACABE DE SUBIRLA PROBABLEMENTE ESTA SEA ELIMINADA PARA EV...