34 "La madre de mis hijos"

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Emily

La mirada de Andrea es de odio, desde que la conozco, nunca le había visto esa mirada, su pecho está agitado, y tiene tensa su mandíbula.

–Es un gusto encontrarte – dice la dueña del bar muy emocionada a mi novia.

–No puedo decir lo mismo – le contesta de una manera muy seca.

Andrea se sale del bar, voy tras ella, pero aquella mujer me toma de la muñeca.

–Quédate, no vayas, enojada dice cosas hirientes – jalo mi brazo, soltando su agarre de mi muñeca.

 –Permiso – le digo y voy a buscar a mi novia.

Salgo del bar y voy al estacionamiento, la encuentro con las manos recargadas al auto, está controlando su respiración, me acerco a ella muy cautelosa, paso mis manos por su cintura para poder abrazarla por la espalda.

–Soy yo, mi amor – le digo dándole un beso en su hombro.

Me toma de las manos deshaciendo mi abrazo, se gira me toma de la cintura y me pega a su cuerpo, metiendo su rostro en el hueco de mi cuello, depositando varios besos húmedos.

–Emily, te amo tanto mi amor – me dice al oído provocando que mi piel se erice.

Sus manos pasan de mi cintura a mis mejillas, acunando mi rostro entre ellas, me mira con una intensidad, sus ojos de un verde intenso me hipnotizan, se acerca para unir sus labios a los míos.

Me besa de una manera muy apasionada, succionando mi labio inferior, por dentro me derrito, mis manos las llevo a sus caderas, aumentando la intensidad de su beso, introduciendo su lengua, mi entrepierna palpita, el deseo aumenta, por la manera que me besa, ya quiero estar en la cama desnuda sintiendo como me hace suya.

Nos sacan de nuestra burbuja, cuando escucho que le hablan, haciendo que mi novia se separe de mí.

–Andrea, hablemos, por favor – le dice muy suplicante la mujer.

–Te amo – me dice Andrea antes de ponerse delante de mí, protegiéndome.

–Tú y yo, no tenemos nada de qué hablar – le contesta con odio mi novia, a aquella mujer.

Viene hacia nosotras, la detallo, es más alta que mi novia, de cabello ondulado rubio, tez blanca, ojos miel, delgada. Es la dueña del bar. Tomo la mano de Andrea para intentar tranquilizarla, al sentir mi tacto da un pequeño brinco, pero se calma al darse cuenta de que soy yo.

–Ya veo – me mira despectivamente –. Ella no te va a amar como yo – me señala con un gesto de la cabeza.

–Por supuesto que nunca me va a amar como tú – le dice haciendo que esto me duela.

–Déjala y vamos a otro lado a hablar – intenta tocar a mi novia, pero se lo impide dándole un manotazo.

Andrea suelta mi mano para tomarme de la cintura y pegarme a su cuerpo, mirando desafiante a aquella mujer que olvidé su nombre.

–Esta mujer que tengo aquí, por fortuna mía, nunca me va a amar como tú, porque ella si sabe lo que es el amor y el respeto, no como tú que decías amarme mientras te revolcabas con otra, así que no tenemos nada de qué hablar – ahí fue donde comprendí que esa mujer es la ex prometida de mi novia.

–La conocerás como es y te vas a alejar – me dice intentando alejarme de mi novia.

–Por lo que veo, tú la conociste y ahora la quieres recuperar, así que yo de esta mujer no me alejo – siento un apretón en cintura, señal de que mi novia está orgullosa de mis palabras.

Tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora