13 "Baile"

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Andrea

Llegamos a su casa y nos quedamos un momento en el auto, la lluvia estaba muy fuerte, por lo que se ocurrió una locura, las que vengo pensando solo por Emily, para enamorarla. Bajé del auto, lo rodeé y abrí su puerta, tomé su mano y la atraje conmigo a la lluvia.

Quería escapar, pero la tomé de la mano y comencé a correr con ella, a brincar y jugar debajo de la lluvia, se reía de mis locuras.

-Vamos adentro, que nos podemos enfermar - me dijo intentando llevarme a la casa.

-Aún no señorita, estamos comenzando esta locura - le sonreí.

-Andy... - la interrumpí dándole un beso.

La tomé de la cintura, atrayéndola más a mi cuerpo, sintiendo su calidez y sus brazos enredarse en mi cuello, profundizando nuestro beso, lento y suave, y así como estábamos, me sentía en casa. En medio de nuestro beso, sentí una sonrisa de sus labios, me alejé para verla a ese par de zafiros, tan hermosos, que me tiene locamente enamorada.

-¡Bailemos! - se reía de mi nueva locura.

Corrió al auto, sacó su celular y comenzó una canción muy bonita, extendió su mano - ¿me concede esta pieza señorita? - me dijo conteniendo una sonrisa.

Solo asentí, me tomo de la cintura y yo pose mis brazos en sus hombros, comenzamos a bailar al ritmo de la canción, nos dábamos vueltas, me abrazó y me cantó al oído.

-Quiero enamorarte como antes, de la forma en que lo hacían nuestros padres, cuando el amor era mucho más interesante, solo quiero amarte como antes - me dio un beso en la mejilla.

Hasta que no sé en qué momento estábamos a la entrada de la casa.

-Ahora si lucero mío, ve a tomar una ducha caliente, mientras prepararé un café - me dio un beso casto, dio la vuelta a la cocina.

Me quedé embobada mirándola, por cómo me llamó, lucero mío, esas dos palabras tienen un efecto hipnotizante en mí.

-Andrea, ve a bañarte, por favor, no quiero que te enfermes - me regañó.

-Tú también debes hacerlo - la reté y me miró seria.

-Solo pongo la cafetera, para que este cuando ya estemos bañadas.

-Te espero.

-Eres tan testaruda - puso los ojos en blanco.

-Soy tu testaruda - me acerqué y le di un beso en la mejilla.

Soltó un suspiro y negó con la cabeza, dibujándose una hermosa sonrisa en sus labios.

-Terminé, vamos - tomó mi mano y nos fuimos a la habitación.

-Báñate tu primero - le dije entrando en la habitación.

-Solo tomare ropa para cambiarme e iré a la habitación de mi hermana a bañarme - me dijo caminando al armario - ya metete al baño, para que te quites esa ropa mojada que traes.

-Está bien, señorita mandona - le dije antes de entrar al baño.

Después de una buena ducha caliente, finalmente salí del baño, encontrándome la imagen más adorable, Emily estaba esperándome recostada en la cama leyendo algún libro, una taza humeaba en cada mesita de noche que se encuentra a cada costado de la cama.

-Te miras más guapa - le dije acercándome a la cama.

-Eso es porque estas mirando una obra de arte - me respondió cerrando el libro que leía y sonriendo muy picara.

Tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora