Andrea
Después de la llamada que tuvimos, no he hablado con ella, tenía que pasar por el chequeo de seguridad, documentación y para la hora que le iba a regresar la llamada, ya era tarde y había mucho ruido. El avión está aterrizando, estoy nerviosa, voy a ver a mi novia después de todo este tiempo, le daré la sorpresa, hoy descansa, espero que este en nuestro departamento. Antes pasaré por un ramo de flores, me ha dicho que le gusta los tulipanes, pero le encanta más cuando le llevo flores que escojo por el simple hecho que me recuerdan a ella.
Entro al departamento y me fijo que en la mesita están las llaves de mi novia, así que la busco, no está ni en la sala ni la cocina, me imagino que debe estar en la recamara.
Voy por el pasillo que va a la recamara, escucho unos gemidos, mi cuerpo se tensa, me voy acercando y los gemidos son más claros.
-Esto no puede estar pasando, no otra vez, por favor - siento una opresión en el pecho.
Mi mano esta temblorosa en el picaporte, no quiero abrirla, me da miedo lo que encontraré del otro lado, siento desmayar, náuseas, los gemidos son más intensos, lagrimas escurren por mis mejillas, me armo de valor y abro la puerta.
No sé si irme, quedarme o que hacer, me paralicé al verla de esa manera, me odio por pensar mal de mi novia, está desnuda, con los ojos cerrados, mordiéndose el labio inferior, una mano en su pecho, y con la otra se está masturbando.
Abre sus ojos y nuestras miradas conectan, no sé qué hacer, ella para, se levanta y corre hacia mí, salta, tomándome por el cuello y enredando sus piernas a mi cintura.
-¡Mi amor! - gritó eufórica y me llenó de esos besos que tanta falta me han hecho y calman mi alma atormentada.
Se separó un poco para verme a los ojos, me secó las lágrimas y me abrazó muy fuerte.
-Bonita, te extraño mucho mi amor, te deseo mucho - me dijo besando mi cuello.
-Quiero bañarme primero mi amor - le dije más para calmarme por todo lo que pensé hace un momento.
-Deja te preparó la tina, debes estar muy cansada.
Solo asentí, me besó, bajó de mi regazo y miré como iba al baño, aún estoy en shock, me afectó mucho, me dio miedo, recordé ese día, y pequeñas imágenes se vinieron a mi mente.
-Bonita, ya está lista la tina, para que te relajes, mi amor - me dio un beso en la punta de la nariz - yo me bañaré en el otro baño - se fue sin dejarme decir algo.
Me desvestí y metí a la tina, estaba el agua como me gusta, caliente, además le puso una bomba de burbujas, me quedé ahí sentada sin hacer nada, solo me abracé a mis piernas y coloqué mi cabeza sobre mis rodillas, no tengo idea de cuánto tiempo ha pasado.
No escuché cuando entró Emily, acariciaba mi cabello y comenzó a jabonar mi espalda, poco a poco me fui relajando y dejé que ella me bañara, se tomó su tiempo y le agradecí que nunca me dijo algo, solo pequeños besos por mis hombros, mejillas, frente y unos por la parte alta de mi espalda. También me ayudó a secarme, para finalmente enrollarme con la toalla, me sentía una niña pequeña, pero más que eso, me siento amada y protegida. Finalmente me ayudó a colocarme el pijama.
Me acosté en posición fetal y ella simplemente me abrazó por la espalda, dejaba besos en mi espalda y me acariciaba, así estuvimos hasta que me volteé y busqué acurrucarme en su cuello, finalmente lloré y lloré todo lo que tenía en mi alma. Agradecí que Emily nunca me cuestionó, ni me forzó a hablar, solo estuvo para mí, en silencio demostrándome que me ama y protege.
-Perdón - es lo único que salió de mí después de todo este tiempo en silencio.
-No tienes por qué pedir perdón, mi bello lucero - acaricio mi mejilla - aquí estoy para cuidar de ti, y si quieres hablar te escucharé - me dio un beso en la frente - pero si no estás lista, no te forzaré a hacerlo - me levantó del mentón para vernos a los ojos - te amo - me dio un beso muy tierno, como si acariciara sus labios con los míos.
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Tu mirada
RomanceExiste una leyenda, en la que estamos destinados con un hilo rojo a la persona que será el amor se nuestras vidas, este se podrá estirar, enredar y pasar por muchas incertidumbres, pero nunca se romperá. No importa el tiempo, ni la distancia, el des...