Emily
Al despertar, sentí su mano en mi cadera, me volteé lentamente para no despertarla y observarla un momento antes de levantarme. Andrea, estaba profundamente dormida, unos mechones de cabello cubrían su cara, sus labios ligeramente abiertos, y todo su semblante relajado, mirándose muy tierna, su cuerpo descubierto se veía tan hermoso a la luz de los rayos de sol que se colaban por las cortinas.
Finalmente hice un gran esfuerzo y me levanté, para irme a dar una ducha, necesito despabilarme. Después de unos minutos, salí del baño, Andy seguía dormida, abrazando la almohada, la observé un instante, salí de la recamara sin hacer ruido, para ir a preparar el desayuno.
Al estar preparando el desayuno, me llegó una idea, sé que no es la manera más romántica, ni la mejor forma, pero por primera vez quiero hacer lo que mi corazón me dice, así que lo pondré en marcha.
Entré a la recamara y Andy seguía dormida, en la misma posición que estaba cuando salí, me toca despertarla.
–Andy, despierta, vamos a desayunar, cariño – le dije apartando los cabellos de su cara.
Comenzó a moverse, era gracioso porque empezó a revolotearse en la cama y a negar.
–Bella durmiente – le di un beso en la frente.
Abrió sus ojos, conectando nuestras miradas con ese par de jade que alteran mis sentidos y provoca muchas sensaciones.
–Un par de minutos más – me dijo con la voz ronca y comenzó a cerrar sus ojos para volver a dormirse.
Se acomodó boca arriba, no tuve de otra, me subía a horcajadas encima de ella.
–Ya levántate, quiero desayunar contigo – estaba haciendo un puchero, aunque no me viera.
No me hacía caso, comencé a darle besos en su mandíbula, cuello, mejillas, hasta que una sonrisa se dibujó en sus labios.
–Mejor vamos a dormir un poco más – me dijo tomando mis piernas sin abrir sus ojos.
Opté por la siguiente opción, lamerle la mejilla.
–Princesa – abrió sus ojos – me acabas de lamer – arrugó su nariz.
–No me haces caso y yo tengo hambre – le hice un puchero.
–Yo también – su mirada lasciva recorrió mi cuerpo.
–Andy – la regañé.
–Está bien, solo deja voy al baño y bajamos – me dijo intentando levantarse.
–Te espero abajo – me bajé de ella – no se te ocurra volver a dormirte – la miré seria – si vengo te vaciaré un vaso de agua fría.
–Ya voy, ya voy – me dijo levantándose y fingiendo terror a mi advertencia, haciéndome reír.
Estoy concentrada poniendo el café en la cafetera, cuando siento unas manos en mis caderas, pegué un brinco por el susto.
–Emi, corazón – me dijo al darme un beso en la mejilla.
–Me asustaste y tiré café por tu culpa – tomé sus manos.
–Buenos días – me dio un beso en el cuello, esta mujer me va a causar un paro.
–Siéntate por favor, ahorita sirvo – le dije.
–Te ayudo – se acurrucó en mi cuello – no es justo que hayas preparado el desayuno y también sirvas.
–Bonita, vamos a desayunar que se enfría – intenté zafarme de sus brazos, pero me lo impidió.
–No te preocupes, eso tiene solución – solo tragué en seco por su tono de voz ronco.
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Tu mirada
RomanceExiste una leyenda, en la que estamos destinados con un hilo rojo a la persona que será el amor se nuestras vidas, este se podrá estirar, enredar y pasar por muchas incertidumbres, pero nunca se romperá. No importa el tiempo, ni la distancia, el des...