Emily
Aún seguía sentada en las piernas de Andrea, me abrazó por la cintura recargando su cabeza en mi pecho, yo reposé mi cabeza en la suya, estoy procesando lo que me dijo, siento las suaves caricias que deja en mi espalda y cintura, haciendo trazos irregulares, el recuerdo de esa primera vez que la miré, llegó nuevamente a mí.
-Ese día del accidente, te miré más temprano - hablé después de un largo rato que estuvimos en silencio - desde ese día sueño contigo, cuando te miré en la oficina, realmente pensé que seguía soñando.
-¿Dónde me miraste? - levantó su cabeza de mi pecho y me miró muy expectante.
-Ese día estaba afuera del colegio, esperando que mis papás llegarán por mí - comencé a relatarle mi sueño constante - comenzó a lloviznar, me cubrí con un paraguas, y saqué mis auriculares para escuchar música, antes amaba los días lluviosos - quité unos mechones de su rostro.
-No sabía que los odiabas - su rostro se puso triste - y te hice bailar conmigo debajo de la lluvia - suspiró y desvió su mirada.
-Aunque ese día no te lo dijera - tomé su mentón, haciéndola mirarme - me ayudaste creando un recuerdo muy bonito - le di un beso en su frente.
Me acomodé a horcajadas encima de ella, enredando mis piernas en su cintura, sus manos tomaron mis muslos, enredé mis brazos en su cuello para no irme hacia atrás y por la posición, nuestras miradas conectaron, por lo que decidí continuar.
-Cuando levanté mi mirada, estabas del otro lado de la acera, vestías unos jeans azules rotos por las rodillas, camisa y tenis blancos, con una chamarra negra - acaricié su mejilla.
-Es lo que llevaba puesto ese día - suspiró.
-Te miré y detalle, pensé que eras la chica más hermosa que en mi vida había visto, observé tu perfil, detallando tu rostro - pasé mi dedo índice suavemente por toda su cara - tus mejillas y nariz estaban rojas por el frío - le di un beso a sus mejillas y nariz - volteaste y me miraste con ese par de ojos verdes, simplemente tu mirada quedó grabada en mi alma, sentí mi pecho galopar y mariposas en mi estómago.
Andrea
Me quedé estupefacta por su relato, ese día realmente nos conocimos, era un recuerdo fugaz y que había enterrado por lo doloroso que fue, pero esa chavala hermosa que me dejó impactada, ahora me miraba expectante.
-Recuerdo mucho tu mirada, ese par de ojos azules risueños - sonreí por el recuerdo - me cohibí porque me miraste sin recato alguno, con el tiempo olvidé ese día, me obligué a hacerlo, porque inevitablemente recordaba el accidente.
-¿Cuándo nos miramos en la oficina nunca me recordaste? - me hizo un puchero.
-Realmente no, por supuesto me llamó la atención tu mirada dulce, pero cuando tomé tu mano - arqueé una ceja - sentí una corriente - sonreí embobada recordando - nunca me había sucedido y fue un nuevo sentimiento y sensación en mí, desde ese día quise descubrir el porque me sentía así.
-Tal parece que ya estuviera escrito nuestro destino y nos conoceríamos, tal vez en ese momento, simplemente te envió a salvarme, pero no a hablarnos y saber de nosotras - me besó, haciéndome sentir una revolución en todo mi ser, y a la vez una tranquilidad, lo sé, es inexplicable esa sensación.
-Lo mejor fue no conocernos es ese entonces, era una persona inmadura y te hubiera roto el corazón - recordé esa Andrea.
-No lo creo - me dijo con una sonrisa ladeada - yo era menor de edad - arqueó su ceja.
-Hubiera terminado en prisión - fingí susto.
-Platícame un poco de esa Andrea - ladeó su cabeza mirándome expectante.
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Tu mirada
RomanceExiste una leyenda, en la que estamos destinados con un hilo rojo a la persona que será el amor se nuestras vidas, este se podrá estirar, enredar y pasar por muchas incertidumbres, pero nunca se romperá. No importa el tiempo, ni la distancia, el des...