32 "Confianza"

310 32 10
                                    

Emily

Desperté sintiendo el peso de Andrea sobre mi pecho, abro mis ojos y la miro plácidamente dormida encima de mí, después de meses de no tenerla así, mi corazón se desboca y siente como si fuera la primera vez.

Los recuerdos de ayer llegan a mi mente, mirarla rota, es algo que me dolió, ese miedo que tiene y me dejó ver, solo me hace pensar que debemos tener siempre una buena comunicación, por supuesto que me duele su desconfianza, pero verla con ese dolor y arrepentimiento al confesármelo, me hace querer protegerla y ayudarla a sanar esa herida.

Estoy tan absorta en mis pensamientos, que no sentí cuando se despertó, me trajo de vuelta el sentir sus besos sobre mi pecho desnudo, que va subiendo hasta mi cuello, quedándose ahí acariciándome con su nariz, yo simplemente me dejo llevar, acariciando su cabello, que desprende su aroma delicioso, ella huele a cítricos, a veces pienso que es por su perfume.

-Buenos días, amor de mi vida - finalmente habla con su voz ronca y dejando un beso en mi cuello.

-Buenos días, amor mío - dejo un beso en su coronilla.

-Vamos a bañarnos, para ir a desayunar - me dijo acariciando su nariz sobre mi cuello y mentón.

-Esa idea me agrada bastante.

Se levantó, haciéndome sentir la falta de su calor, pero al verla parada a un costado de la cama esperando por mí, admiré su cuerpo desnudo, ese cuerpo por el que he fantaseado estos meses, queriendo recorrerlo con mis besos, no como anoche que fue más inocente, quiero tenerla.

-Amor, vamos mi princesa, muero de hambre, desde ayer no he probado bocado alguno - me dijo sacando de mis pensamientos lujuriosos.

Solo asentí y la seguí hasta el baño, nos cepillamos los dientes y nos bañamos juntas, robándonos besos y caricias, mis ganas de estar con ella solo incrementan el fuego de mi interior, pero su estómago gruñe de hambre, haciéndonos reír, nos secamos y salimos a la recamara para vestirnos, me coloqué unos jeans holgados y una sudadera, completando con unos tenis, mi novia hizo lo mismo.

-Vamos por una tortilla española, ya me aburrí de los panqueques y todo el desayuno americano - me hizo un puchero, que terminé besando.

-A donde quiera mi bello jade, yo la llevo - sus ojos brillan y mi corazón siente una caricia.

-Amor, perdóname por la manera tan grosera que te corté la llamada y por desconfiar de ti, corazón mío - sus ojos muestran arrepentimiento.

-¿Por qué no me regresaste la llamada o me contestaste? - le pregunté un poco dolida.

-Perdón, lo que sucede es que después de que colgué, si me enojé por escuchar a Valeria cerca de ti, colgué para calmarme y no decir una estupidez - suspiró - cuando comenzaste a llamarme, tenía que pasar por seguridad en el aeropuerto y bueno en ese momento no podía tomar el celular. Más tarde quise hablarte, pero ya era muy tarde y había mucho ruido en el aeropuerto, hubiera arruinado mi sorpresa. Ya abordando, tuve que apagar el celular.

Su cara demuestra sinceridad y arrepentimiento, pero si debemos aclarar solo el punto de Valeria.

-Te creo, pero el que te hayas enojado por escuchar a Valeria, no justifica tu actitud, sabes que es mi compañera de trabajo y que las veces que ha intentado algo conmigo, la he rechazado - le dije un poco severa.

-Lo sé - se rascó la nariz - no lo voy a volver hacer, lo prometo, fue una inmadurez de mi parte.

-Espero que así sea, no por cualquier tontería quiero que terminemos peleadas y más estando lejos - le di un beso en la mejilla, tomando su cintura -, es como si yo me enojara por cada mujer guapa que se te acerque con alguna intensión.

Tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora