Existe una leyenda, en la que estamos destinados con un hilo rojo a la persona que será el amor se nuestras vidas, este se podrá estirar, enredar y pasar por muchas incertidumbres, pero nunca se romperá.
No importa el tiempo, ni la distancia, el des...
Estaba revisando unos documentos en mi celular, hasta que escuché la puerta abrirse.
-Buenos días, señorita Carrasco - dijo la arquitecta Mendoza.
-Buenos días - conteste, levanté la mirada, dejando a un lado mi celular. Detrás de ella miré a una chica de cabello castaño lacio, me robó la atención.
-Valeria Mendoza y Emily García, estarán a cargo de su proyecto - primero saludé a las hermanas.
-Un gusto, Valeria Mendoza- se presentó la rubia.
-Igualmente.
Miré a la castaña, es delgada, cuerpo de diosa, con una carita de ángel, labios carnosos, unos ojos azules de mirada dulce, su piel rosada, vestía un traje azul, tacones negros, pero me detuve en su blusa blanca que tiene un pequeño escote que deja notar sus pequeños atributos.
La castaña estaba mirándome directamente a los ojos, por lo que decidí jugar con ella y hacerle una de mis miradas seductoras, cosa que la hizo quedarse pensativa hasta que soltó un suspiro y negó su cabeza.
-Buen día señorita Carrasco, soy Emily García - salió de sus pensamientos, tiene un acento golpeado, extendió su mano para saludarme.
Al momento de tomar su mano, sentí que una especie de corriente recorrió desde mi mano hasta mi estómago, provocándome un revoloteo, ella me soltó inmediatamente, yo solo quería saber que era esa nueva sensación en mí, nunca me había pasado.
- ¿Gustas algo de tomar? - me preguntó Sara -, ¿agua, refresco, café?
-Agua está bien - le dije -, gracias - me dio una botella.
-La dejaré con ambas para que inicien a trabajar, con permiso - se despidió Sara.
-Aquí tenemos los planos - me enseñó su Tablet, la castaña preciosa- ¿tiene alguna idea de lo que quieres?
-Quiero algo moderno, con buena iluminación - le dije e hizo anotaciones.
-Le haré varias preguntas para saber, sobre sus preferencias - me dijo la castaña.
-Las mujeres y si eres tú mucho mejor - pensé.
Tocaron la puerta y entro un chico. -Valeria, disculpa por interrumpir, pero te necesitan en la recepción de planta baja, es urgente - le dijo a la rubia.
-Discúlpenme, la dejaré con la señorita García, permiso - nos dijo saliendo de la sala.
Me alegré por dejarme sola con la castaña, estuvimos en silencio por un momento, hasta que comenzó con su trabajo.
- ¿Cuántas personas habitaran la casa? - me preguntó.
Me levanté de la silla en la que estaba y me senté a un lado de ella.
-Seriamos dos para comenzar, con mascotas y en un futuro los bebés que quieras - le dije, comencé a jugar con un mechón de su cabello e inmediatamente se puso muy colorada.
-Será un diseño para que en un futuro pueda habitar una familia - me decía sin voltear a verme y seguir anotando.
-Así es, con unos dos bebés - me le quedé viendo y solo sonrío.
- ¿Algún material de preferencia? - me preguntó antes de yo le dijera algo más.
-La verdad no tengo ningún gusto en particular.
- ¿Presupuesto para su proyecto?
-La verdad no - le dije, creo que soné muy soberbia.
Estuvimos por varios minutos detallando lo que quiero, más mis intentos de coquetearle, espero no espantarla.
-Muy bien, en esta semana le estaríamos hablando para enseñarle un adelanto y nos diga si quiere algún cambio - la veía haciendo unas anotaciones.
-Claro, primero dime Andrea, no soy tan grande - le dije viéndola a los ojos, lo más intenso que pude -. En segundo, te daré mi número para que me hables y vernos en un café - saqué mi celular, se lo di para que guarde su número.
-Aquí tiene este es mi número, aun así, te voy a marcar del número del trabajo - me dijo, estaba un tanto nerviosa.
-Preferiría que sea el número que guardaste en mi celular, si es uno que no tenga identificado puede que no conteste - le dije evitando reírme.
-Está bien - guardo sus cosas en el maletín que trae y haciendo ademan de levantarse.
Me levanté y esperé que ella también lo hiciera.
-Estaré esperando tu llamado - tomé su mano para jalarla hacia mí y darle un beso, muy cerca de la comisura de sus labios para despedirnos, sus mejillas se tornaron rojas.
Salimos de la sala y me acompañó hasta el elevador.
-Hasta pronto, Andrea - me dijo antes de que se cerraran las puertas del elevador.
Una vez dentro, solté el aire que no sabía que tenía acumulado y me quedé sonriendo como tonta, hasta que llegué a la planta baja.
...
Cuando finalicé mi día, salí de la oficina, fui al gimnasio y después a mi departamento, cené, tome un baño, me acosté a dormir, al cerrar mis ojos, rememore esos ojos azules y esa sonrisa dulce.
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Nota de autor:
Espero que les este gustando esta historia, es la primera que me atrevo a escribir.
Gracias por sus comentarios y votos, se siente muy bonito, cada que recibo las notificaciones.
Les dejo una imagen de como me imagino a Andrea, cuando terminé de describirla, coincidió con la actriz de la imagen.
Hasta la próxima, chiquitines, les mando saludos desde el norte de México.
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