Emily
Andrea está abrazada a mí, su brazo está en mi cintura, una de sus piernas entrelazadas en mis piernas, su cabeza cerca de mi pecho, estamos de lado, así que puedo acariciar su cabello revuelto, tiene reflejado en su rostro una tranquilidad, sus labios aún están hinchados. La sábana, cubre parte de su cuerpo desnudo.
Hace mucho no disfrutaba de esta vista, la semana que estuvo en Madrid, se despertaba temprano, o yo quedaba absorta en mis pensamientos. Ahora solo estoy acariciando su rostro, retiro el cabello que cubre su cara y dejo un par de besos en su frente.
Se voltea, quedando boca arriba, dejando su pecho desnudo, donde tiene marcado unos cuantos chupones, me muerdo el labio, porque rara vez la dejo así, pero recordé todo lo que hicimos anoche. La lleno de besos para despertarla, solo suspira y una sonrisa se dibuja en sus hermosos labios.
Abre sus ojos, dejándome ver esos ojos verdes que tanto me encanta, y que al despertarse están muy claros, al igual cuando está muy feliz. Paso mi dedo índice en el puente de su nariz, entrecierra sus ojos, se gira, me abraza y entierra su rostro en mi pecho.
-¿Quieres desayunar algo amor? - le digo acariciando su cabeza, solo asiente.
Intento levantarme, pero aprieta más su abrazo, me da unos besos en los pechos, y atrapa entre sus labios mi pezón erecto, me hace ponerme boca arriba y ella queda entre mis piernas, va bajando, besando mi abdomen, hasta llegar a mi intimidad, donde pasa su lengua caliente, haciéndome gemir y agarrar las sábanas.
Andrea coloca sus manos en mis pechos en lo que sigue dándome placer con su lengua y boca, hasta que siento que muerde sin lastimarme mi clítoris, calma mi ardor pasando su lengua, a este punto mis gemidos son tan sonoros, y la única palabra que logro articular es su nombre. Siento su lengua recorrer toda mi intimidad, haciéndome arquear mi espalda, sus dedos toman mis pezones, jalándolos sin lastimar, siento mis paredes contraer y por instinto aprieto mis piernas con ella aún entre ellas.
-Buenos días - me dice con la voz ronca saliendo de mis piernas -. Casi me asfixias - tiene su sonrisa ladina y sus mejillas acaloradas.
Mi pecho está completamente agitado, hablar en este momento se me dificulta, por lo que pasa un par de segundos en lo que se normaliza mi respiración.
-Muy buenos días, mi amor - le contesto sentándome para poder besarla.
-Tengo que ir a la Comisión Fiscal, ¿me acompañas? - acarició mi labio inferior con su pulgar.
-Vamos a bañarnos - le di un beso.
Nos levantamos y Andrea, me abrazó por la espalda y así entramos al baño, nos lavamos los dientes y obviamente nos bañamos juntas, lo bueno que a ella igual le encanta el agua muy caliente, así que no se queja. Después de una larga ducha, salimos a la recamara para vestirnos.
-Amor, ¿debo llevar ropa formal? - le pregunté a Andy que estaba buscando que ponerse.
-Semiformal - me contestó -. Si no trajiste algo, agarra mi ropa, princesa - se asomó por la puerta del closet.
-Realmente no traje nada así, necesito un pantalón de vestir - le dije en lo que me ponía una playera -. Si tienes un suéter y gabardina o blazer, también - me senté en el borde de la cama.
-¿Puedo escoger el color o quieres tomarlo tú? - me preguntó acercándose a mí.
Ella trae puesto un pantalón de vestir color gris, con un suéter y tenis blancos, y en la mano un blazer gris.
-¿Quieres vestir a tu princesa? - le pregunté mordiendo mi labio inferior.
-Más bien la quiero desvestir y hacerle muchas cosas - me dijo subiendo a horcajadas en mi regazo.
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Tu mirada
RomansaExiste una leyenda, en la que estamos destinados con un hilo rojo a la persona que será el amor se nuestras vidas, este se podrá estirar, enredar y pasar por muchas incertidumbres, pero nunca se romperá. No importa el tiempo, ni la distancia, el des...