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Madelaine Jost:

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Madelaine Jost:

El agarre de Devil es firme, mantiene su mano en mi cintura, y sus amigos parecen no obviar el acto, intento calmarme, no puedo demostrarles miedo, si están con Roux no han de ser muy inocentes.

Sé quién impone miedo, no quién teme.

Repito varias veces la frase hasta que me lo creo, me relajo y empiezo a caminar tranquila, finjo que estoy más que bien, cuando en realidad no saber adónde me llevan me tiene con los nervios de punta.

Llegamos a unas gradas, estamos alejados de los pasillos, y eso empeora mis nervios, soy yo contra ellos, si es que se arma una contienda, claro está.

—Ya estamos aquí, ¿ahora podemos saber quién es la niña?—El apodo me hace rodar los ojos.

—Claro que sí—Devil me suelta, y yo me alejo un poco—Ella misma se los dirá, ¿cierto, rubia?

Hago acopio de toda mi paciencia sacando la cajetilla de cigarros que reposaba en mi bolsillo trasero, saco uno antes de llevármelo a la boca, y buscar el encendedor, Roux no disimula la impresión, y me mira algo confundido.

Subo unos cuantos escalones de las gradas antes de hablar:

—No me llamo rubia, ni tampoco niña—Veo a la chica que antes me llamó así—Soy Madelaine Jost, y no tengo ni puta idea de que hago aquí, o para que me quieren, pero les aseguro que tampoco me interesa.

—Tiene carácter, me gusta—El rubio hace acto de presencia.

Le doy una calada al cigarro.

—Ay, discúlpame ¿sí, niña? No debí llamarte así, mi error—Su tono de arrepentimiento es el más falso que he escuchado—Yo soy Antonella, encantada.

Extiende la mano, la tomo mientras suelto el humo evitando que choque con su rostro.

Es linda, muy linda, es delgada, alta, castaña con ojos café claros, de tez clara, y que lleve los labios pintados de un rojo potente, resalta su tono de piel, haciéndola ver más atractiva.

—Amo las presentaciones, yo soy Gastón—Este en cambio no me da la mano, si no que planta un beso en mi mejilla.

No es muy alto, quizá mida 1.75, piel oliva, cabello castaño oscuro, y lindos ojos marrones rasgados, a diferencia del resto, me atrevo a decir que es quién menos da miedo.

—Asly, un gusto, Madelaine—Ella no se acerca, le hago un breve asentimiento de cabeza.

Morena, baja y con un cuerpo precioso aunque poco llamativo, rulos color azabache que llegan a sus caderas, y ojos verdes claros dándole el toque preciso a su belleza.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora