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Subimos al carro que no tarda en arrancar a toda velocidad, Gastón viene cantando una canción que suena en la radio, haciendo reír al resto, yo lo veo raro

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Subimos al carro que no tarda en arrancar a toda velocidad, Gastón viene cantando una canción que suena en la radio, haciendo reír al resto, yo lo veo raro.

—Vamos, chica—Me señala—Quita esa cara, y canta el coro conmigo.

Finge tener un micrófono en la mano—Lamento decepcionarte, pero no conozco la canción—Me encojo de hombros.

—Ok, podemos bajarla del carro, puede llegar caminando—Quita el seguro de la puerta.

—Idiota—No puedo contener la risa.

—¡Hey! Con que si puedes reírte.

—¿Insinúas que soy una amargada?—Alzo una ceja.

—Bueno, siempre tienes cara de que odias a todos, así que sí, sí lo eres.

—Eso no es verdad.

—¿Tú que dices, Devil?—El mencionado lo mira—Después de todo, la conoces mejor que nosotros.

Se encoge de hombros—Debes admitir que si eres un poco amargada, rubia.

—Su opinión no cuenta, me odia desde que me conoce—Defiendo.

—Yo no te odio—Me empuja con el hombro—Las verdades duelen, ya superalo.

—No soy amargada.

—Ajá.

Me cruzo de brazos ignorando la risa de ambos, son unos imbéciles.

Pasan los minutos y nosotros estacionamos frente a la casa que creí que no volvería, suelto un suspiro bajando del auto.

Nos adentramos a la casa, y mi cuerpo agradece la calefacción, siento una mano posarse en mi espalda, no necesito ver quién es, su aroma lo delata, me dejo guiar a un segundo piso, donde entramos a un cuarto, y todos toman asiento viéndonos directamente.

Devil se ubica a mi lado, y aunque ya sabía a lo que venía, debo admitir que no estoy lista para hablar de eso.

—¿Qué tanto me ves?—Espeta Devil.

—Nada, nada, solo espero que empieces a hablar—Refuta Asly.

Jala un puff dejándose caer, palmea el espacio libre y yo me siento también, siento mis manos temblar, pero intento no dejar ver mi nerviosismo.

—¿Quieres empezar?—Me susurra.

—No.

—Bien—Se endereza—Conocí a Madelaine hace unos años en un reformatorio, casi tres años para ser exactos.

Todos lo miran sorprendidos, pero ninguno opina, o bueno no parecen tener intención de hacerlo.

—Compartimos mucho, y en algún punto llegamos a sentir cosas por el otro, nos volvimos muy unidos, y todo parecía estar bien—Voltea a verme.

Carraspeo y sigo con la historia.

—Luego de un par de meses, Davis, un chico que veíamos seguido por ahí, se acercó a hablarme, me dijo cuan enamorado estaba de mi, que no paraba de pensarme, entre otras cosas. Cordialmente lo rechacé, le dije que no era el lugar ni momento para estar con alguien, él pareció entenderlo, pero no fue así.

»Por unas semanas estuvo acosandome, me perseguía en los tiempos libres, o en actividades, llego a entrar al baño de chicas con el fin de verme, no fue hasta que intento tocarme que Devil se involucró, lo detuvo en uno de los pasillos, le dijo que si seguía molestandome iba a tener problemas, el chico paro, pero no por mucho tiempo«

—Cuando volvió todo empeoró—Continúa Devil—Resulta que no estaba solo, para nada solo, y que junto a él, estaba su hermano, Kyle. Ambos cometieron un crimen juntos y terminaron ahí, y si el menor estaba loco, el mayor era aún peor.

»Nos dijo que habíamos cometido el peor error de nuestras vidas, nos habíamos metido con su familia, y eso se pagaba caro, intentó atentar contra nosotros durante dos meses, en un punto, tuvimos que defendernos, eran ellos o nosotros, no podíamos andar con tranquilidad, así que empezamos a darle frente, sí el intentaba ponerme un dedo encima, yo no me dejaría, y tampoco dejaría que dañará a Madelaine, nos juramos cuidarnos pese a lo que sucediera, y eso hicimos, a la mierda el buen comportamiento, no podíamos dejar que nos jodieran«

Todos miran expectantes, algunos parecen más sorprendidos que otros, pero prestan la misma atención.

Nos dedicamos una mirada, y decido continuar—Con el pasar del tiempo era hora de dejar el reformatorio, ambos habíamos ingresado casi al tiempo, saldríamos con tres días de diferencia, pero por fin seríamos libres, ya no veríamos a los hermanos que nos hicieron la vida un infierno los últimos meses, ni volveríamos a pisar ese lugar, estábamos realmente felices, quizá podíamos estar juntos afuera, y hacer una vida...

Mi voz se entrecorta, Devil pone su mano sobre la mía.

—Seguiré yo—Asiento—Lo que no sabíamos, es que ellos también saldrían, habían cumplido tres años ahí, su momento de marchar también había llegado, justo el mismo día que yo, eso fue un golpe, uno muy duro, adentro se controlaban, querían salir de ahí y no iban a cagarla, ¿pero afuera? Afuera nadie los iba a detener.

»Salimos del reformatorio, pero no podíamos ir muy lejos, algunas personas nos esperaban ansiosos, escapar los alertaría, solo rogabamos porque ellos se olvidarán de nosotros, y se largarán, eso evidentemente no sucedió. Nos buscaron por días, dieron con nuestras casas, se aprendieron parte de nuestras rutinas, conocían a nuestros amigos, y familiares, nos tenían en jaque, jamás pensamos que llegaría tan lejos lo que empezó con un enamoramiento no correspondido, o mejor dicho, una obsesión por parte de Davis.

Un día Madelaine desaparece, ellos ya no estaban solos, y uno de sus hombres la había sacado de la ciudad, logré dar con ella ya que decidimos darnos vía libre para rastrearnos desde nuestros celulares, cuando la conseguí estaba realmente herida, muy débil, apenas podía estar de pie, ese tipo pudo haberla matado a golpes, pero los hermanos Murphy la querían viva. Aún así, a pesar de su debilidad, no se rindió, no me abandonó, y peleo junto a mí, esa noche cometimos el primer asesinato, no queríamos hacerlo, pero si no lo hacíamos, él iba a acabar con nosotros, no tuvimos opción«

Las náuseas no tardan en hacerse presente, pero no voy a flaquear, no ahora, le hago una seña a Devil para que me deje terminar.

—Después de esa noche más asesinatos vinieron, tres de sus hombres cayeron, entre esos su primo, primo que casi acaba con la vida de Devil, pero nosotros no quedamos ilesos—Mis ojos se llenan de lágrimas—Ellos mataron a mi mejor amiga, no tuvieron piedad con ella, y yo tampoco iba a tenerla, en mi ya no había más que odio, rencor, rabia, y ganas de venganza, así que busque a Davis, y casi acabo con su vida, tres puñaladas, tres... Y tuve que enterrar más veces ese puñal, porque el hijo de puta, sobrevivió. Esa noche llegué a la puerta de la casa de Devil, cubierta de sangre, y con una amenaza de muerte.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora