Mi corazón late a toda velocidad, mis manos tiemblan, y siento como estoy sudando frío, a través del celular escucho las respiraciones de mis hermanos, son pesadas pero lo más silenciosas que pueden, les repito una y otra vez que ya estoy cerca, y que estarán bien, pero la verdad, es que digo esto para convencerme más a mí misma, que a ellos.
Devil dobla la esquina, y puedo visualizar la avenida que nos llevará a la casa donde me esperan, me aferro al móvil como si así pudiera mantenerlos a salvo.
Siento un ligero apretón en mi muslo, y pongo mi mano libre sobre la mano de Roux, no ha parado de acariciarme, y repetir que están bien.
—Ya casi llegamos, no estamos armados, así que ten cuidado con lo que hagas, Mad.
—Tuve que haber traído la pistola y matar a esos hijos de puta de una vez.
—Calma, por ahora, solo necesitamos que tus hermanos estén bien, lo demás vendrá después—Toma mi mano y deposita un beso en ella.
Visualizo tres camionetas a lo lejos, y sé de quienes se trata, están estacionados en frente de la casa, y tres de ellos están en la puerta.
Mi piel se eriza apenas frenamos, y todas las miradas caen en nosotros, pero no me asusta la multitud, muy en el fondo, me asusta el hombre que me ve a través del vidrio de mi ventana.
—Quédate a mi lado—Es lo único que dice Devil antes de bajar del auto.
Lo sigo llenándome de valor, intento que no se note que estoy a punto de tener un ataque de pánico, ni que dieron justo en el clavo, queriendo desestabilizarme con los niños que me esperan pacientemente escondidos.
Kyle, el hombre al que alguna vez le temí, nos ve con satisfacción, recorre todo mi cuerpo con los ojos, y me lanza una sonrisa cargada de picardia.
—Mira, con que sí tienes valor de dar la cara, muñeca—Camina en nuestra dirección.
Devil se endereza, levantando el mentón—¿Asustar a unos niños? Que bajo has caído.
—Hola a ti también, viejo amigo—Réplica con burla.
—Te quedo grande yo, y te vienes contra dos pequeños, que falta de cojones, te creí menos patético—Ataco.
—Necesitaba que vinieras, ¿qué mejor manera de hacerte venir que usando a tus hermanos? Y mírate, aquí estás, eso quiere decir que funcionó.
—¿Qué es lo que quieres?—Inquiero.
—Jugar.
—No estoy para juegos.
—Lastima que no tienes ningún tipo de poder aquí, un paso en falso, y entro por esos dos niños, podría jugar con ellos si tú no lo deseas.
—Atrévete a tocarlos, y te hundo la vida—Doy un paso haciéndole frente.
ESTÁS LEYENDO
Las cicatrices de Madelaine
Ficção AdolescentePor mucho que le corras al karma, siempre llegará a ti, aún así Madelaine Jost, había vivido durante años, huyendo de aquello a lo que muchos le temen. Aunque su karma, tenía lindos ojos, pero una sonrisa siniestra, y el miedo de Madelaine entre sus...