Devil Roux:
No dejé que Madelaine se fuera, por más que insistió le rogué que se quedará con nosotros, al menos por hoy, fuimos a ver a sus hermanos, y volvimos aquí, ellos eran su principal preocupación, así que la dejé verlos.
Su seguridad me preocupa, pudieron atentar contra mí, pero la primera amenaza fue hacía ella, y entiendo que solo fue una ventana rota de su auto, pero ¿sí hubieran tenido otra orden? ¿Y sí la orden era matarla?
Sacudo la cabeza queriendo dejar de pensar en eso.
Bajo el último escalón viéndola sentada en la sala, tiene la mirada perdida, y la entiendo, debe estar asustada. Camino con calma ubicándome a sus espaldas, le pongo la mano en el hombro, provocando un respingo de su parte.
—Lo siento, no quería asustarte—Me sonríe.
Que sonrisa más bonita, joder.
—Tranquilo, sólo no te oí llegar.
Rodeo el sillón tomando asiento a su lado—¿Cómo estás? Deberías descansar, Madelaine.
—Estoy bien, no te preocupes.
—No parece que estés bien—Sus ojos azules por fin me miran, causando un escalofrío—Ahora estamos juntos en esto, puedes hablar conmigo.
—No quiero hablar, gracias.
Asiento dejando que el silencio vuelva a absorbernos, me mira por un par de segundos más, y yo me pierdo en su mirada, hasta que deja de verme.
Me tomo un par de minutos para detallarla, desde que la conozco ha sido una chica hermosa, pero ahora siento que veo otra Madelaine, no es la misma que tuve que dejar hace dos años, esa tenía un aura de inocencia pura, no era cobarde, pero prefería evitar situaciones riesgosas, le gustaba mucho hacer chistes, bailar, y su actividad favorita eran las manualidades, se le daban bastante bien, esa rubia que cautivó mi atención desde la primera vez que la vi.
Pero ahora no hay ni rastros de ella, y me gusta, esta Madelaine parece más fuerte, decidida, y denota seguridad, el cabello rojizo le acaricia los hombros, y le luce de maravilla, es el contraste perfecto con el azul intenso que adorna sus ojos, la nariz y mandíbula perfiladas hacen que su rostro sea una auténtica belleza, es delicado, pero te atrapa sin que te des cuenta.
Me gusta esta Madelaine, y quiero conocerla, conocer sus gustos, que cambió, porque estoy seguro que el cambio no es solo físico.
—¿Por qué nunca me buscaste?—Su voz me saca de mis pensamientos—Sabías dónde estaba, y yo estuve esperándote por mucho tiempo.
—Mad...
—Lo sé, lo sé. No era posible—Habla con cierto enojo.
—Sabes que no podía, eso te pondría en peligro, y yo no me perdonaría si algo te sucedía.
—No sirvió para nada, igual estoy en peligro, al parecer tu plan de sacarme de tu vida, y fingir que no me conocías, no sirvió, Devil—Se encoge de hombros.
—Hey—Le tomo el mentón obligandola a verme—No digas eso, sabes que fue una decisión mutua, era lo mejor.
—Por favor, Devil, miranos, aquí estamos, esperando que venga por nosotros, estamos juntos de nuevo y...
—Eso no estaba en nuestros planes—La interrumpo.
—Pero sucedió.
—¿Y te molesta?—Acaricio su mejilla.
Se toma unos segundos antes de responder—No.
Se acerca a mí, y recuesta su cara en mi mano, como en los viejos tiempos, sé lo que quiere, así que empiezo a acariciar su rostro con delicadeza. Con el pasar de los minutos vuelve a verme, me sonríe con cierta nostalgia, y veo sus ojos inundarse de lágrimas, una resbala lentamente por su mejilla, y no me da tiempo de abrazarla, ya que es ella quién me abraza empezando a sollozar.
La envuelvo en mis brazos con sutileza mientras juego con su cabello, ella me aprieta más contra su torso, y la dejo acomodarse.
—Quería que fueras por mí—Confiesa en un susurro.
—Y yo quería ir por ti—Le subo la cara—Moría por tenerte de nuevo, Madelaine, te juro que quería ir por ti.
—Yo nunca deje de esperarte—Arregla un par de cabellos que me caían en la frente.
—Perdón—Me acerco a sus labios—Debí hacerlo, me necesitabas.
Nuestros alientos se mezclan, y parece que nosotros volvemos a conectar.
El olor de su cabello me invade, no puedo definir que es, pero me encanta. Suelta una respiración lenta, antes de pasar su pulgar por mi mandíbula, sube con cuidado, acariciando mis pómulos, y terminando su recorrido en mi cabello.
—Gracias por no buscarme—Vuelve a hablar.
—¿Qué?—Me separo un poco.
—Sí, gracias por no ir por mí—Mi cara debe ser de confusión total, suelta una risa—Eso me hizo ser quién soy ahora, gracias por soltarme al mundo, me tiraste en esta mierda, y me obligaste a valerme por mi misma. De no haber hecho eso, jamás habría aprendido todo lo que ahora sé, jamás habría dejado de vivir bajo tu protección.
Sus palabras me impactan, no de mala manera, al contrario, mi corazón se acelera preso de orgullo.
Atraigo su cuerpo otra vez hacía el mío, y la abrazo con fuerza—Estoy orgulloso, muy orgulloso de ti, Madelaine. Eres realmente fuerte, eres maravillosa.
Nos fundimos en un abrazo que grita todo lo que nosotros no podemos, me acuesto dejando su cuerpo encima del mío, mantengo una mano en su cadera, y la otra se mueve por su brazo de arriba a abajo, ella por su lado acaricia mi cabello, y mantiene su cara sobre mi pecho.
No sé cuánto tiempo duramos así, sin hablar, solo sintiéndonos, como si necesitáramos saber que somos reales, que nuevamente estamos aquí.
Es ella quién rompe el silencio después de un rato, diciendo la frase que tanto anhelaba oír:
—Te extrañé, Devil.
Sonrió dejando un beso en su frente—Te extrañé, pelirroja.
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Las cicatrices de Madelaine
Teen FictionPor mucho que le corras al karma, siempre llegará a ti, aún así Madelaine Jost, había vivido durante años, huyendo de aquello a lo que muchos le temen. Aunque su karma, tenía lindos ojos, pero una sonrisa siniestra, y el miedo de Madelaine entre sus...