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Devil Roux (+18):

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Devil Roux (+18):

Entramos al hotel, aún no vamos a partir, hay que distraer a Kyle, e irnos ahora, es dejarle vía libre, está seguro de que vamos a huir, y no es así.

La mano de Madelaine está sujeta a la mía, y luego de las despedidas, nos vamos a nuestra habitación, luce agotada, y estoy seguro de que me veo igual.

—Voy a tomar un baño—Me avisa.

Se mete a la ducha, y el sonido del agua no tarda en llenar el silencio de la habitación, me deshago de mi ropa, quedando en bóxer. El clima es agradable, pero no me resisto y enciendo el aire acondicionador, antes de meterme bajo las cobijas.

Madelaine se toma su tiempo, y yo me mantengo viendo mi celular, durante los minutos que ella tarda.

El sonido de la puerta me hace subir la mirada, y nuestros ojos se encuentran, me sonríe, quitándose la toalla del cabello, dejando que las puntas mojadas le toquen los hombros.

Paseo la mirada por su cuerpo, no lleva nada en la parte de arriba, y abajo la cubre un cachetero de encaje, trago saliva al ver cómo se marca su sexo en la tela, y procuro mantener la calma cuando me da la espalda, yéndose al tocador, donde se pone crema, perfume, y peina su cabello.

—Amor—Me llama.

Es la primera vez que me dice así.

No puedo evitar sonreír ante el apelativo.

—Dime.

—Ven aquí—Palmea el lugar libre a su lado.

Me levanto con algo de pereza, sentándome a su lado.

—Ayúdame a quitarme los nudos de la parte de atrás—Me ofrece el cepillo—Por favor.

—Ok—Recibo el objeto.

—Gracias—Me da un beso corto, antes de sentarse en mis piernas.

No creo que eso sea necesario, pero no me quejo, hago lo que me pide, peinando con cuidado su cabello, quitando uno que otro pequeño nudo que se le hizo, y dejándola feliz, cuando el cepillo se desliza sin problemas.

—¿Así está bien?—Le sonrió a través del espejo.

—Sí.

Se levanta, y su culo queda casi en mi cara, se ríe al ver que me sonrojo.

—¿Andas muy chistosa hoy?—Estrello la palma de mi mano en su nalga.

—Quizá—Vuelve a reírse, haciendo el intento de irse a la cama.

Soy rápido a la hora de tomar su mano, para voltearla y pegarla a mi pecho, sus senos me rozan, causando un escalofrío.

—¿Todo bien?—Sigue con el juego.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora