Dos años más tarde:
Estoy tan emocionada, por fin voy a reencontrarme con los chicos, después de dos años eternos, en los que sobrevivimos, sí así se le puede decir a discutir a cada rato, por videollamadas.
Aunque amé este país, y a su gente, más el lugar que nos esperaba a todos, era muchísimo mejor, Grecia fue de mis lugares favoritos, pero me causa mucha emoción conocer Canadá, lugar dónde viviremos.
Veo a Devil manejar con calma, una de sus manos reposa en mi muslo, y se ve realmente atractivo, no sé que tipo de don tienen los hombres, para verse tan bien conduciendo.
—Ya basta, dámelo—Me doy vuelta, al escuchar a Tobías hablar.
Está grandísimo, o bueno, quizá soy yo, que cada día siento que crece más, el cabello rubio brilla de una manera deslumbrante gracias al sol, y sus pequeños ojos azules, se achican viendo a la persona a su lado.
—Es mío, y yo estaba jugando con eso desde casa—Es ignorado nuevamente—Mad...
—Dime, cariño—A veces estás situaciones me hacen gracia.
—Saskya no me quiere dar mi juguete—Un puchero se forma en sus labios, robándome el corazón.
Volteo a ver a la niña de cabello azabache, y ojos azules que me ven intensamente, sólo tiene un año, y creo que ya le está sacando canas a Tobías, y eso que él apenas cumplió los cinco.
Su pequeño tío la fulmina con la mirada, y ella pone esa carita llena de manipulación, que a veces le sirve.
—Saskya, hija, dale su juguete a Tobías, tú tienes tus muñecas ahí—Le hablo, ganándome su atención—Por favor.
—Sí, por favor—Presiona mi hermano.
Se lo regresa con mala cara, antes de agarrar una Barbie, y ponerse a jugar, a pesar de ser tan pequeña, su entendimiento es impresionante.
No puedo evitar detallarla, es tan preciosa, es como ver una combinación de Devil y mía, en versión chiquita, pero con la dulzura de mi hermana, suelo creer que le hace honor a su nombre. Sí, decidimos ponerle Saskya, en honor a mi pequeña, sé que a ella le hubiese encantado.
—Sí quieres, podemos jugar los dos—Tobías no puede resistirse a la cara de enojo que tiene su sobrina—Solo no te molestes, sabes que es mi juguete favorito.
Saskya voltea a verlo, y asiente con su cabeza, dándole a entender a Tobías que si quiere jugar, y no tardan en ponerse en eso.
—Llegamos en cuarenta minutos—Me avisa mi novio.
Bueno, en realidad, mi prometido.
Mi celular suena en mi chaqueta, y me apresuro a sacarlo, viendo que es una videollamada de Debra, deslizo mi dedo por la pantalla respondiendo.
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Las cicatrices de Madelaine
Teen FictionPor mucho que le corras al karma, siempre llegará a ti, aún así Madelaine Jost, había vivido durante años, huyendo de aquello a lo que muchos le temen. Aunque su karma, tenía lindos ojos, pero una sonrisa siniestra, y el miedo de Madelaine entre sus...