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Todos guardamos silencio mientras Madelaine habla con su padre—Sí, pá, es mejor que nosotros vayamos, ya encontré donde quedarnos, iremos en vacaciones, ¿está bien?

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Todos guardamos silencio mientras Madelaine habla con su padre—Sí, pá, es mejor que nosotros vayamos, ya encontré donde quedarnos, iremos en vacaciones, ¿está bien?

Gastón se molesta al no poder escuchar la respuesta, y se cruza de brazos como un niño pequeño.

—Bien, gracias—Silencio nuevamente—Te quiero, adéu.

Cuelga y Gastón no se espera, y busca entrometerse.

—¿Y qué te dijo?—Madelaine se ríe.

—Que chismoso—Niega con la cabeza—Pues nada, que le parecía bien, así no debía dejar a su mujer sola, está embarazada.

—Oh, entiendo, pensé que daría más problemas.

—¿Mi padre? Nada que ver, ese hombre ni siquiera debe conocer la palabra "problema".

—Me agrada—Vuelve a su puesto, feliz por saber el resultado de la conversación.

El silencio vuelve a adueñarse de la camioneta, y es algo incómodo, quizá por lo ansiosos que están todos, nos les dije a donde vamos, pero si que deberían cuidarse.

—¿Hablas catalán?—Asly decide acabar con el silencio.

—Sí sí, mi padre lo domina a la perfección, y se encargó de enseñarnos a mis hermanos y a mí.

—A ver, di: "Gastón es perfecto" y te creeré.

No puedo evitar reírme, y los chicos tampoco, Gastón siempre es quién nos sube el ánimo en este tipo de situaciones, con sus chistes malos, o comentarios fuera de lugar que terminan por hacer gracia.

—Gastó no ets perfecte, ets un pallasso—Dice con un perfecto Catalán.

Eso es algo que ya yo sabía, hace dos años, cuando se enojaba, solía hablar en catalán sin detenerse, muchas veces probablemente me insultó, y yo ni enterado.

—Oye, eso ha sido muy largo, no creo que dijeras lo que pedí.

—Te jodes, conformate.

Gastón le saca la lengua, y ella no duda en seguirle el juego infantil, él la manotea pasando por encima de Asly y Natanael, y ella le regresa el golpe, iniciando un juego estúpido de golpes y muecas.

—No quiero tener que interrumpir su momento de estupidez, pero estamos por llegar—Avisa Antonella.

Ambos se ponen serios y el ambiente se pone tenso en cuestión de segundos, es como si todos hubiéramos adoptado esas actitudes, que demuestran que nadie puede pasar por encima de nosotros.

Nos alejamos un poco del pueblo, y me atrevo a decir que no sé dónde estoy, tenemos en carretera más de una hora, y hace un par de minutos, las zonas boscosas se hicieron parte del camino, es una vista preciosa, pero tenebrosa cuando te adentras a donde parece que no entra ni Jesucristo.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora