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Debra Blade:

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Debra Blade:

Son casi las tres de la madrugada, y yo busco la habitación de la pelirroja que sé que está despierta, a está hora siempre lo está.

El frío cala por mis huesos, me envuelvo más en la manta, mientras subo los escalones con la laptop entre mis manos.

Toco dos veces su puerta sin recibir respuesta, me encojo de hombros antes de entrar si esperar autorización.

—Hola, reina—Me meto entre sus sabanas, buscando algo de calor—Sé que estás despierta, así que sé educada y responde cuando te hablo.

Recibo la ignorada del año, y me da igual, sé que en su estado, hablar no le apetece, además he repetido esto por días, cada que puedo vengo, me acuesto con ella en un intento de hacerle compañía, y subirle el ánimo. He pasado por varios lutos, sé como debe sentirse.

Me dejo de rodeos, y digo algo, que hace que me vea en cuestión de segundos—¿Sabías que hay un tercer hermano?

—¿Cómo dices?—Se da la vuelta completamente, para verme con más comodidad.

—Sí, así como escuchas—Le paso el aparato que muestra varias imágenes—No son dos, y Davis no es el menor, hay uno mas, Kenay Murphy.

Me mira expectante, y por primera vez en todo este tiempo, veo un brillo diferente en sus ojos.

—Quince años, pero todo un cabrón—Empiezo a soltar información—Se mueve con agilidad en el bajo mundo, haciendo que su nombre, aunque tiene poder gracias a sus hermanos, no suene tanto con el de Kyle y Davis. Te sorprendería la cantidad de cosas que ha hecho ese niño, no te dejes llevar por la cara de angelito que tiene.

—Cuéntame más, ¿qué sabes?—Pasa las fotos, con una sonrisa maliciosa.

—Aunque vende drogas de vez en cuando, no se dedica a ello, lo suyo son las apuestas, la avaricia y él van de la mano, asiste a grandes eventos, obviamente clandestinos, en busca de más aficionados de perder grandes cantidades de dinero apostando—Explico sin prisa—Hay rumores de que ganarle es casi imposible, te envuelve, te distrae, te hace creer que ganarás, para después quitarte todo. Es un hijo de perra inteligente.

Se toma un momento para pensar, y yo dejo que procese la información, es mucho, hasta yo quedé impresionada al leer, se tenían bien guardado al pequeño Murphy.

—¿Cuándo es el próximo evento dónde apostará?—Lanza la pregunta que tanto estaba esperando.

—En dos días, es algo lejos de aquí, pero no tendríamos problemas en llegar—Me muerdo el labio—Tengo un par de contactos que puedo mover, para entrar con facilidad.

—¿Sabe quienes somos?

—Bueno, digamos que tengo días investigandolo, quería estar 100% segura de que existía, y de todos sus datos—Le quito la laptop, mostrándole un archivo con más cosas sobre él—Al parecer sus hermanos lo mantienen alejado de ciertas cosas, el chico jamás ha matado a nadie, ni a una mosca, se ha hecho un nombre con solo su intelecto y astucia, que sus hermanos sean tan respetados en ese mundo, le ayuda también.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora