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Manejo mientras busco el número de mi padre, tenemos al menos dos meses sin hablar, está bastante ocupado, o eso es lo que dijo en el mensaje de hace unas semanas

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Manejo mientras busco el número de mi padre, tenemos al menos dos meses sin hablar, está bastante ocupado, o eso es lo que dijo en el mensaje de hace unas semanas.

El móvil repica un par de veces antes de escuchar su voz—¿Bueno?

—Hola, pá.

—¡Madelaine, hija!—No sé porque, pero sonrió—¿Cómo estás? ¿Qué tal van las cosas?

—Bueno—Tomo aire—Tengo un problema justo ahora, mamá dijo que nos fuéramos de casa, que odiaba a mis hermanos, y un par de cosas más.

—Cariño...

—Yo no supe que hacer, y me salí de casa, estoy con Saskya y Tobías, no sé que hacer, ni a dónde ir, aún no me han pagado, el dinero que enviaste se fue en cosas del hogar, y medicamentos para mamá, yo...

—Madelaine, escúchame—Me interrumpe—Todo va a estar bien, necesito que respires, ¿vale?

—Vale.

Obedezco tomando varias respiraciones profundas, y él espera mientras me dice que estaremos bien.

—¿Estás mejor?

—Eso creo.

—Ok, muy bien, hija—Su voz me tranquiliza—¿Quieres venir a casa? Aquí pensaremos mejor que hacer.

—El colegio de los niños, yo tampoco puedo faltar, sabes que me costo conseguir ese cupo.

—Entiendo, entonces te enviaré más dinero, busca un hotel, y yo iré a verlos, tomaré un avión mañana, ¿ok? Allá buscamos una solución.

—Ok, muchas gracias, papá.

—No me agradezcas, ustedes son mis hijos, los ayudaré siempre que lo necesiten.

Veo a mis hermanos por el espejo, están cabizbajos, van viendo por las ventanas agarrados de la mano.

—Una cosa más, papá.

—Dime.

—¿Podrías hablar con los niños? Ellos no están nada bien, no entienden lo que sucede, y Tobías escuchó a mamá decir todas las cosas que dijo, está realmente afectado.

—Ponlos al teléfono.

Asiento y volteo a verlos con el móvil extendido hacía ellos.

—Alguien quiere hablar con ustedes.

Saskya toma el celular dudosa, pero apenas la voz de mi padre suena del otro lado, sus miradas se iluminan, y yo siento un gran alivio.

—¡Papá!—Dicen el unísono.

Los dejo hablar con él un par de minutos, y aprovecho para buscar un sitio donde comer, deben tener hambre.

Hablan durante treinta minutos, se ríen, molestan un poco a papá, y le cuentan cosas que pasaron en el colegio, él cuelga no sin antes despedirse diciendo que vendrá a vernos, y traerá regalos, les manda muchos besos, y la llamada muere en manos de Tobías.

Mi hermano me pasa el celular, y yo ubico una cafetería donde estacionamos, Saskya ayuda a Tobías a quitarse el cinturón y bajan juntos, los imito y entramos al local.

Buscamos una mesa donde nos dan la carta, y les digo que pueden elegir lo que deseen antes de salir a hacer otra llamada.

—¿Y este milagro, Jost?

—Me debes un favor—Me encojo de hombros.

—¿Ya ni preguntas como estoy?—Dramatiza.

—No tengo tiempo para eso—Ruedo los ojos—Escúchame bien, necesito que ubiques una casa, y acabes con cada ventana que tenga, no puede quedar ninguna.

—¿Estás en problemas?

—Cuando esté en problemas te llamaré, ¿puedo contar contigo?

—Sabes que siempre puedes contar conmigo, belleza.

—Perfecto—Me quito el cabello de la cara—¿Entendiste lo que debes hacer?

—Sí sí, envíame todos los datos posibles, y tendrás la labor hecha hoy mismo.

—Gracias, ya te envío lo que necesitas.

—Un momento, Jost, ¿por qué haces esto? Pensé que no te meterías en más problemas—Me reprende.

—Venganza.

—¿Hacía quién?—Lo escucho resoplar—¿Ahora en que estás metida?

—Los que nacemos en medio del caos, nunca dejaremos de estar envueltos en él.

—Pero este mundo no es para ti.

—Al parecer sí, porque no deja de perseguirme—Sueno afligida, pero lo disimulo.

—¿Dónde estás? Iré por ti.

—Te pasaré la dirección junto a los otros datos, no tardes—Cuelgo.

Vuelvo con mis hermanos, ellos ya están comiendo, y yo hago lo mismo, ubico la información que tengo sobre los hermanos que no dejan de joderme, y se la envió a la persona que me ayudará a cobrarme solo una de las tantas cosas que me deben.

Yo no pienso huir, ni demostrarles miedo, si hago eso, no van a parar de darme problemas, y mi paciencia es limitada, si me quedo con esta espinita, me quedaré con muchas más, y cuando por fin deje salir todo lo que tengo acumulado, a nadie le va a gustar.

Es mejor empezar a darles a entender, que no tienen el control, que yo solo estoy observando como llegan a la cima, para luego hacerlos caer.

Si ellos pensaban que iban a encontrar a la misma chica de hace unos años, estaban equivocados, la Madelaine que tienen enfrente ahora, no dudará en acabar con ellos si se meten conmigo, o con uno de los míos.

Tengo el enojo guardado de hace dos años, el rencor, la sed de venganza, y el dolor que me causaron, y no pienso descansar hasta que sufran como yo sufrí, y no voy a parar de joderlos una y otra vez, hasta que rueguen que me detenga.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora