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Devil Roux:

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Devil Roux:

Ya pasaron dos días desde la pelea con Kyle, nos tomamos un tiempo para descansar, alimentarnos, y curar algunas heridas que nos dejó.

Es mi turno de ir al establo, camino con calma, con un bate en la mano, recordando los golpes que le dio a Madelaine, sé que ella estuvo de acuerdo con pertenecer a la pelea, e incluso estaba emocionada, pero eso no hace desvanecer el enojo que me ocasiona.

Le doy la mano al guardia, adentrándome, y encontrándome con la mirada siniestra de Kyle.

—Ay, no—Rueda los ojos.

Juego con el bate entre mis manos, viéndolo fijamente, él se encarga de analizar mis movimientos, y aunque lo disimula, puedo sentir su miedo.

Mi corazón empieza a latir a toda velocidad, cuando los recuerdos de hace unos años, llegan a mi mente.

—¡Devil!—La voz desesperada de Madelaine, me eriza—¡Van a matarme!

Por más que la busco, no logro verla, la oscuridad nos consume, haciendo que sienta a la rubia muy lejos de mi.

—¡Mad!—Siento mis ojos arder—¡Háblame, guíame hacía ti!

Miedo, es lo único que logro sentir, »No pueden quitarme lo mejor que la vida me ha dado«

—¡Devil!

Corro hacía donde escucho su voz, mis piernas tiemblan, estoy tan cansado.

Consigo verla, y Davis está encima de ella, parece estar ahorcandola, y no puedo evitar gritarle que se aleje.

—¡Déjala, hijo de perra!

Es sólo una niña, no quiero que la dañen.

Sacudo la cabeza queriendo alejar esos pensamientos, y el impulso, me hace estampar el bate en las costillas de Kyle.

—¿Qué te pasa?—Reclama.

—¡La jodiste!—Enfurezco—¡Me la jodiste, cabrón!

Sonríe con la satisfacción pura en su rostro.

—Cuándo entraste al reformatorio, todos te describían como el chico malo, aquél que había causado una desgracia, te temían, Devil—Habla con calma—¿En qué momento te convertiste en esto? ¿Te dejas manipular por una chica que te da miedo que hieran? Que bajo caíste, viejo.

Que mal truco de manipulación.

—¿Así como tú te dejaste manipular de tu hermano menor, haciendo todo lo que quería, sólo por la misma chica, por la que me estás juzgando?—Contraataco.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora